"Un estirado científico, el doctor Alfred Jones, es consultado por un carismático jeque árabe sobre la posibilidad de introducir el salmón británico en Yemen. Después de una considerable duda, el científico será conquistado por el encanto del jeque y por Harriet, su representante legal, quien lo ayudará a soltar amarras de su rígida reserva inglesa en un viaje transformador."
La pieza fundamental encaja con el gran proyecto que tiene en mente el jeque Muhammad, interpretado con gracia y sobriedad por Amr Waked; dicho personaje es el disparador de toda la trama, una trama en la cual el guión de Simon Beaufoy (Slumdog Millionaire, 127 Horas) va armando pieza por pieza todos los requisitos necesarios para ver el sueño del jeque cumplido y donde cada diferente aspecto de la empresa provoca ilusión y entusiasmo por saber cómo resultará todo al final.
Hablando de romance, los personajes de McGregor y Blunt debe ser una de esas parejas que tienen tanta química que parece mentira que están actuando; él, con esa capa de aletargamiento que cubre a su Dr. Jones y ella, con esa luminosidad que irradia ni bien entra en una habitación conforman un duo que vale la pena ver desarrollar su relación. Quizás el guión tenga un par de malas jugadas con respecto a complicar el futuro de la pareja (algunas jugadas sucias para provocar una emoción de desasosiego en el espectador) pero finalmente el aura positivista de la película sobreviene cualquiera de esos problemas con soltura.
Por supuesto, la dirección de un director tan particular como Lasse Hallström (Chocolate, ¿A quién ama Gilber Grape?) le viene de perlas a una historia tan particular como la que presenta el film; Hallström dota a Un Amor Imposible con un halo de frescura y complicidad bastante especial, de esos que dejan un buen sabor en el paladar cinéfilo.
Calificación: B+