Eileen Chang (Shanghái, 1920 – Los Ángeles, 1995) es la última escritora olvidada que Libros del Asteroide ha dado a conocer. En los países anglosajones ya hace tiempo que la disfrutan —sus novelas se han publicado en la colección Penguin Modern Classics—, un dato que de entrada avala el interés por recuperarla. Antes de comentar Un amor que destruye ciudades (1943), su único libro traducido por ahora, me gustaría dar algunas pinceladas sobre la biografía de la autora. Chang nació en el seno de una familia de clase alta, aunque no gozó de un hogar al uso, puesto que sus padres se divorciaron cuando ella era aún muy pequeña y sufrió los maltratos de su progenitor hasta que pudo mudarse con su madre. El padre era un hombre tradicional, adicto al opio, mientras que la madre, educada en Inglaterra, tenía ideas más modernas. Chang estudió literatura en la Universidad de Hong Kong y comenzó a publicar muy joven. Sus cuentos aparecieronn en revistas, lo que la convirtió pronto en una autora popular. Se casó en 1943 para divorciarse tres años más tarde. En 1955, con el establecimiento del régimen comunista, se marchó a Estados Unidos, donde impartió clases y continuó escribiendo. Nunca regresó a China, donde, a propósito, el régimen relegó su obra a un lugar secundario, hasta que fue redescubierta en los años noventa.
Eileen Chang
La recuperación de Eileen Chang es, en fin, un gran acierto. Pertenece a un tiempo y un lugar específicos —la China de los años cuarenta—, que pueden resultar ajenos al lector de hoy; pero su sensibilidad literaria, por así decirlo, no está tan alejada de la de autoras más conocidas por estas latitudes, como Virginia Woolf, Stella Gibbons o Rosamond Lehmann (sin su humor British, claro). Como ellas, Chang toma como punto de partida las vicisitudes de un personaje femenino, y se sirve de sus anhelos, sus amores y sus quehaceres domésticos para construir un agudo retrato de la sociedad —las costumbres, los roles, la rigidez—, que trasciende la experiencia personal. Solo se le puede hacer una crítica a Un amor que destruye ciudades: la nouvelle y el relato saben a poco para descubrir a la que, según la promoción editorial, es la gran escritora china del siglo XX. Es buena, sí, pero hay que leerla más. Ojalá pronto haya más Eileen Chang en castellano.Fotogramas de la adaptación al cine de la novela, Love in a Fallen City (1984), dirigida por Ann Hui.