Revista América Latina

"Un ángel con las alas heridas". Andrés Calamaro celebra a Diego Maradona

Publicado el 26 noviembre 2020 por Apgrafic
"Solo puedo decir y siempre voy a decir que conocí a Maradona", escribió Calamaro en sus diarios íntimos.

"Merece los versos de Martín Fierro y Atahualpa Yupanqui, que a veces parecen algunos escritos para él. Es una leyenda, es un ángel con las alas heridas, es un varón y es un hombre, contradictorio y seguro de sí mismo, y “sí mismo” hablando de Maradona es mucho decir". Lee el artículo completo que Calamaro dedicó a Maradona cuando el futbolista cumplió medio siglo de vida. Publicado en el libro del cantante "Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos". 

En los más lejanos rincones del mundo, donde no saben pronunciar “Argentina” ni mucho menos señalarnos en el mapa, saben decir “Maradona”  y siempre con una sonrisa que entibia con instantes de alegría a aquellos que no tienen nada, que comparten su poco con la dulce sensación que despierta el nombre del hombre.

Cuando Jack Nicholson presentó un premio a la carrera de Bob Dylan dijo algo así como: “Mientras venía a entregar este premio fui a una librería por un diccionario para buscar palabras que sirvan para describir a Dylan, y me servían todas”. Aun así se pueden elegir algunas que sirvan para saludar cincuenta espléndidos años de Diego Armando Maradona: único, popular, genial, irrepetible, sensible, extraordinario, revolucionario, cercano, espontáneo, verdadero, inteligente, noble, milagroso, universal y argentino.

Una imagen vale más que mil palabras y Diego son mil imágenes guardadas en las sonrisas de los humildes, en los rincones lejanos del mundo donde saben decir “Maradona” en doscientos idiomas y siempre les alegra el corazón. Pero Diego es más que un futbolista, el mejor de la historia o el mejor de su tiempo. Es un rebelde que se reinventa en su mejor modelo posible para cantar las cincuenta convertido en abuelo de un varón con genética de número 10. Retornado de las profundidades suyas,  busca la paz en de las batallas personales. Solo puedo decir y siempre voy a decir que conocí a Maradona. Que es mi amigo, que siempre estuvo cuando necesite la compañía de un compadre para reír o para sufrirla juntos, que lo vi bailar brillando algunos cumpleaños atrás. Un amigo como un hermano que da consejos, un argentino inteligente en su laberinto.


Diego dándose una vuelta por Cannes en el 2008. 

Siempre me voy a quedar corto escribiendo a Diego porque Diego es magia y es de otro planeta pero es profundamente humano, es humanidad pura para toda la humanidad.

Merece los versos de Martín Fierro y Atahualpa Yupanqui, que a veces parecen algunos escritos para él. Es una leyenda, es un ángel con las alas heridas, es un varón y es un hombre, contradictorio y seguro de sí mismo, y “sí mismo” hablando de Maradona es mucho decir.

Guardo como tesoros los instantes compartidos con ÉL y solo sirven para esperar el reencuentro emotivo; porque los hombres saben respetar las distancias como las cercanías. Maradona es respetuoso y es una explosión de todos los instintos humanos y el mundo estalla con él. Maradona y la pelota. Maradona amigos de sus amigos. Maradona frente al enemigo. Maradona traicionado y blindado.

Descontento con mi incompleto homenaje, porque el diccionario no resultó suficiente y porque a veces los silencios y las miradas dicen más que un texto, le doy las gracias totales a Diego por su amistad, por existir y seguir existiendo; cincuenta años para nuestro héroe querido.

En la serenidad y en la tormenta.

También gracias por aceptar el complicado reto de dirigir las esperanzas mundialistas de un país: el Mundial que perdieron todos los países menos uno; porque no hay segundos ni terceros en un Mundial, ni para un Diego mundial.

Diego, te queremos.

Los que sabemos querer.

30 de octubre de 2010

Libro: “Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos”
Autor: Andrés Calamaro
Año: 2015
Editorial: Planeta


Diego firma autógrafos en 1981. Foto: La Nación 


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