El “brexit”, el voto negativo en Colombia en contra de los acuerdos de paz y más recientemente la elección de Donald Trump en contra de todas las expectativas muestra una de las debilidades de la participación democrática.
El hecho de que el voto a favor de una separación del Reino Unido de la Unión Europea, en contra de las negociaciones de paz en Colombia o a favor de la presidencia de Donald Trump haya sorprendido al mundo, es una señal del abismo que separa a las personas que observamos estos fenómenos políticos desde nuestros escritorios con la percepción de una mayoría de los ciudadanos.
Estos resultados que pueden parecer contraintuitivos no sólo ponen de manifiesto lo absurdo que resulta idealizar los mecanismos de participación democrática.La voz del pueblo no solo no es la voz de Dios sino que incluso muchas veces no es ni siquiera la voz de los propios intereses del pueblo.También son una grave advertencia al establecimiento político sobre la distancia abismal que existe en muchos casos entre el status quo y los miedos y angustias de los pueblos, los cuales son bien aprovechados por los movimientos populistas de extrema derecha e izquierda.
Tras un año desastroso para la democracia nos espera una nueva era incierta en donde los apologistas de discursos de odio amenazan muchas de las conquistas en derechos humanos ganadas en el siglo pasado.