Un año sin Fidel Castro: entre el culto y la indiferencia

Publicado el 25 noviembre 2017 por Tomarlapalabra

Tomado de El Mundo

Cuba cumple hoy su primer año sin Fidel Castro, el gran líder de su revolución. Y lo hace sumida en una marejada de dudas políticas, económicas y sociales y una sola certeza: el símbolo permanece para todo pese a la ley que prohíbe su culto y en medio del regreso a la Guerra Fría de otras épocas.

Así lo volverán a confirmar los festejos de hoy, desde la presentación del libro “Yo soy Fidel”, la inauguración de la exposición “Fidel, profeta de la aurora”, la velada universitaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) o la larga lista de actividades culturales a lo largo de la isla. Homenajes por doquier, como los que profesan sus incondicionales. “Fidel Castro, el eterno comandante en jefe, centellará y sobrepasará su vida biológica; su nombre se inscribe ya como el líder político revolucionario y comunista más genial de la contemporaneidad cubana, latinoamericana y caribeña, tercermundista y del orbe”, escribe Orlando Cruz en “A un año sin ti, pero contigo”.

La paradoja entre la ley y los hechos. “El discurso oficialista no deja de mencionarlo como cita de turno, de defensa ideológica y de escudo para legitimar cualquier evento, acto o reunión. Lo usan como meteorólogo, jugador de pelota (béisbol), biólogo, pedagogo, médico o arquitecto, con una parafernalia similar a la que tuvo Lenin en la URSS o la que tiene Ho Chi Minh en Vietnam”, puntualiza el analista Álvaro Alba.

Fidel es un símbolo, es un ritual con elementos de cariño y de afecto de quienes todavía siguen defendiendo el proceso de lo que alguna vez fue una revolución. Ellos sí lo siguen considerando alguien a quien venerar, pero la mayor parte de la gente no lo siente así, también porque fue muriendo a cámara lenta y no es importante ni en sus vidas ni en sus metas”, valora el politólogo e historiador Armando Chaguaceda.

La vida cubana depende hoy de la profundización de la crisis económica tras la paralización de las reformas de Raúl Castro y tras las sanciones de Estados Unidos. Un nuevo capítulo de desesperanza que mira desde la distancia el proceso sucesorio abierto en el seno de la revolución. El régimen no está para grandes fiestas, a sólo unas horas de que se vote mañana en unas elecciones municipales dirigidas.

No lo está, pero las necesita. “No creo que vayamos a ver nada sustancialmente diferente, más allá de la pompa necesaria, gris y discreta, como ha sido la tónica de Raúl y sin el fervor de las masas”, añade Chaguaceda.

Quien en principio va a vivir un primer aniversario diferente es uno de los protagonistas del año pasado. El grafitero Danilo Maldonado, El Sexto, fue encarcelado tras pintar “Se fue” en una de las paredes del Hotel Habana Libre y permaneció en una mazmorra durante dos meses.

El artista plástico, ahora en Estados Unidos, relató a EL MUNDO cómo prepara su regreso a la isla, “con miedo por mi parte y por parte de ellos. Pero el miedo es un sentimiento que uno debe vencer”.

Peor les va a los disidentes Eduardo Cardet y Carlos Alberto González, que permanecen en prisión por negarse a cumplir el duelo oficial por el comandante en jefe.

Víctimas directas del culto al líder, pese a que “en Cuba la muerte de Fidel no trajo ninguna consecuencia dramática más allá de los llantos en la televisión y en la Plaza de la Revolución”, describe el escritor y bloguero Orlando Luis Pardo Lazo, uno de los más brillantes de su generación actualmente en la Washington University de Sant Louis. “Lo que se vive en el país es una amnesia y una apatía total”, concluye.