A mí me llegó por varios sitios, y todos me lo enviaron para que lo comentara. No podía negarme. Porque debemos difundir las historias que nos enriquecen. Ahora que tantos spots buscan el recurso al humor zafio, a la sensualidad o al materialismo, reconforta descubrir un anuncio sencillo –pero sublime– como éste: un “spot con valores” que está haciendo llorar y pensar a medio mundo, y cuyo mensaje refuerza la línea de comunicación de la empresa: “Dar es la mejor comunicación”.
Es ahí cuando aparece el protagonista de la historia. El dueño de un bar cercano ha visto y escuchado todo, y decide intervenir. Pide calma a la señora y pregunta al niño: “¿Tu madre está enferma?”. El niño asiente, compungido. Y el hombre muestra un gesto de inmensa magnanimidad: paga las medicinas a la dependienta y se las entrega al niño junto a una sopa vegetariana para su madre…
Ciertamente, hacen falta anuncios con valores. Anuncios que aporten optimismo y esperanza, que nos iluminen y enriquezcan. Porque el ser humano necesita de vez en cuando chispazos de luz interior; necesita sentir que en la vida hay algo más que triunfar o poseer. Quizás por eso hoy se habla tanto de Publicidad emocional: porque los anuncios sólo conectan con nosotros si hablan de nuestros deseos y nuestras emociones. En los anuncios –hoy como siempre– debemos descubrir quiénes somos, y en historias como ésta descubrimos nuestra mejor y más profunda identidad.
Un diez a esta emotiva campaña.