Un aprendizaje zen

Por Expatxcojones

Sobre preparado para enviar a Correos. expatriadaxcojones.blogspot.com


Son las ocho menos diez de la mañana. Normalmente a esta hora me estoy peleando con Terremoto para que deje de jugar y se ponga la chaqueta. Es momento de llevarlo al cole. Y siempre hay bulla. Hoy el Kalvo se encargará de hacerlo.
Yo, hoy, ya he salido de casa. Estoy en la calle, frente a la oficina de correos. Un guardia de seguridad vigila la puerta. Hay bastante gente esperando. A las ocho en punto el guardia la abre. Entramos todos de golpe. Sin orden y a saco. Tonto el último. Cada cual coge su número y se sienta en una silla.
Pasan los minutos. Las ocho y diez. Y cuarto. Aunque la oficina está llena de gente no hay ni rastro de los trabajadores. A las ocho y veinte empiezan a llegar. Lo hacen en cuenta gotas y muy tranquilos. Nadie parece tener prisa por empezar a currar. Se saludan. Se cambian de ropa. Abren sus ordenadores. Recogen algunos papeles. Conversan entre ellos.
Yo espero. Espero. Y me desespero. Llevo más de media hora sentada en esta puta silla y apenas han atendido a dos personas. Cuando ya no sé como sentarme mi número aparece parpadeante en la pantalla.
Me aproximo al mostrador. Le entrego un sobre a la empleada. No sin antes saludar. Mi padre siempre dice que la educación es lo último que se debe perder.
   —Salam aleykum.   —Aleykum salam.
La mujer mira el sobre. Lo pesa en una balanza. Mira la pantalla del ordenador. Me mira a mí. Otra vez al ordenador y dubitativa me pregunta:
   —¿Checoslovaquia?   —No. No. Va para Eslovaquia.   —¿Puede deletreármelo?   —ES-LO-VA-QUI-A.   —Lo siento. Eslovaquia no aparece en el sistema.   —¿Cómo?   —Si quiere podemos mandarlo a Chequia.   —Pero es que yo no quiero mandarlo a Chequia. Yo quiero mandarlo a Eslovaquia.   —Ya le he dicho que no puede ser. Eslovaquia no está en el sistema.   —…   — Chequia está muy cerca, desde allí lo podrían mandar a Eslovaquia.
Después de mantener esta conversación de besugos durante un buen rato y no llegar a ningún sitio, salgo por la puerta igual que he entrado. Con mi sobre debajo del brazo. He perdido media mañana para nada. Al final tendré que ir a Ceuta y mandarlo desde allí. Esto es surrealista. Parece que me lo invento. ¡Ojalá!