Ayer, me encontré navegando por Internet, que había aparecido, en una playa cercana a la capital del país, Reikiavik, el cuerpo sin vida de una joven de 20 años, natural de Islandia, que trabaja en una tienda de ropa y cuyo nombre se correspondía con el de Birna Brjansdottir.
Pues bien, las primeras investigaciones, aunque no están aún nada claras, apuntan a dos marineros groenlandeses, que ya han sido detenidos. La mujer fue captada esa noches por unas cámaras de seguridad andando por la calle. Sin embargo, también se encontraron sus zapatos cerca del puerto de Hafnarfjordur y las cámaras la grabaron subida a un coche rojo. Vehículo en el que se ha encontrado sangre, aún no se sabe si de la víctima o no, y que los propios pescadores groenlandeses han reconocido que alquilaron, aunque niegan cualquier implicación en la desaparición y muerte de la mujer. La investigación sigue abierta.
Sin embargo, lo llamativo de la noticia es la rareza de asesinatos que se producen en esa pequeña isla del norte de Europa. Islandia es un país con poco más de 300.000 habitantes, donde se podría decir que nunca pasa nada. De hecho, hasta los propios policías suelen patrullar sin armas. Una nación con unos índices de delincuencia de los más bajos del planeta. Por todo ello, cuando ocurre un sucesos de tales características la sociedad se estremece y muestra miedo ante algo inusual en sus vidas. Según los datos oficiales, en Islandia, se llevan a cabo 1.8 asesinatos al año (en algunos años no se produce ni un solo asesinato), cifra que contrasta y mucho con los casi 60 asesinatos por cada 100.000 habitantes que se producen en Venezuela o los algo mas de 51 también por cada 100.000 habitantes que se llevan a cabo en Honduras. Por su parte, en Europa los países con mayor indice de homicidios son Rusia y Moldavia con 8.2 y 7.5 asesinatos por cada 100.000 habitantes respectivamente.
Por último, quiero señalar que yo no se a qué se debe estas cifras tan diferentes en según qué países. No se si será por el clima, por la forma de vida, o por las desigualdades sociales. Pero lo que si tengo claro es que el objetivo de la humanidad debería ser el llegar a asesinatos cero en el planeta, algo que en algunos pequeños países si se produce como Mónaco o Luxemburgo, pero que sin embargo aún estamos a años luz de poder conseguirlo.