Y es que tras la dimisión de Núñez en verano de 2000,se celebraron unas elecciones a las que concurrían bastantes candidatos, perocon una polaridad clara: el continuísmo que propugnaba Joan Gaspart, más deveinte años en la vicepresidencia con Núñez, o la ruptura, que en aquél momentotenía un nombre, Lluís Bassat, que aglutinaba también a la corriente del’Elefant Blau.Y como el Barça es un club bastante particular, contra ciertopronóstico, fue Gaspart quien se llevó el gato al agua. Visto ahora, parece queno se entienda, pero en aquél momento la masa social más chapada a la antigua,no le agradó la pátina de supuesta modernidad que quería imprimir Lluís Bassat.La campaña electoral fue bastante ridícula (con acusaciones a Bassat de ocultarsu condición de judío incluidas), y como suele ocurrir, al final, otroscandidatos de menor peso se unieron a candidaturas con mayor representación.Así, Joan Gaspart ganó las elecciones, incluyendo en su grupo a otros doscandidatos, Àngel Castells y Àngel Fernández, AKA, Don Piso, un tipo que sehabía presentado en dos ocasiones más a la presidencia y que nos regalódeclaraciones de lo más hilarante. Al final, la junta Gaspart resultó la másnumerosa de la historia culé, con 75 miembros (¡!!!)
Así, la temporada 2000-2001 no podía ir bien, deninguna de las maneras. Y más si contamos conla bomba que le estalló a Gaspart en sus primeros días de presidencia: LuisFigo fichó por el Real Madrid, en un acto que la culerada no perdonó. Florentinose presentaba a la presidencia con ciertas posibilidades, y necesitaba ungancho, y cuál mejor que “robar” al jugador más en forma del Barcelona. Nosería el primero ni el último en cambiar la chaqueta del modo más radica, perohay que reconocer que ése, hizo daño.
El puesto de entrenador recaía en Serra Ferrer, quienhabía hecho un buen papel tanto con Mallorca como con Betis, pero al que elpuesto le iba a quedar grande. Tampoco le culpemos, el ambiente era de todomenos propicio. No sólo la temporada comenzaba enrarecida, por el abrupto finalde la anterior, la contienda electoral y el caso Figo, sino que también seinició una carrera de fichajes esperpéntica.
Veamos, se fichó a otro portero, Dutruel, que añadíaun capítulo más al show de la portería azulgrana. Se fichó a otro holandés,seguramente, herencia de Van Gaal, Marc Overmars, quien había figurado en laórbita barcelonista durante años (era el clásico fichaje que el Sport y elMundo Deportivo daban por hecho cada mes de julio, para no materializarse).Tras triunfar en el Ajax, recaló en el Arsenal con más pena que gloria, y lomismo proporcionó a la afición catalana, más pena que gloria. 6500 millones depesetas, el fichaje más caro de la historia blaugrana, ahí es nada. En elpaquete se trajo a Emmanuel Petit, también del Arsenal, por el que se pagaron2500 millones de pesetas. Es decir, de una tacada, l’amic Joan había pagado9000 millones al club londinense que, desde aquél momento, claro, ponía unaalfombra roja cada vez que un directivo del Barça llamaba. Y para acabarlo derematar, se recuperó a Gerard, centrocampista del Barça B que, al no veroportunidades en el club, se marchó, y acabó triunfando en ese Valencia quemachacó siempre que quiso al Barça de Van Gaal. 3100 millones de nada. Pagaresa cantidad por un jugador que había marchado “de casa”fue una jugada arriesgada que no gustó amucha gente.
Y qué podemos sacar de todo esto? Pues queabsolutamente nada funcionó. Los fichajes dieron un rendimiento lamentable,total y absolutamente. Petit publicó no hace mucho una autobiografía en la quese despachaba a gusto con su año en can Barça, describiéndolo como un clubridículo y dividido entre los holandeses, los catalanes, y los demás. Y vistoen perspectiva, no parece estar muy equivocado. Serra Ferrer fue cesado enMayo, y un viejo conocido se hizo cargo del club, Carles Reixach. Sin embargo,sólo pudo salvar los muebles clasificándose, en el último partido, como en la4ª posición liguera, la última con acceso a Champions League, y gracias almítico gol de chilena de Rivaldo. Liga que ganaría el Real Madrid. Por lodemás, sería la segunda temporada seguida en blanco.
Y tras el fiasco, se afrontó la temporada 01-02 conReixach en el banquillo y de nuevo con Gaspart tirando de talonario.Comenzamos, cómo no, con otro portero. El baile de porteros azulgrana aumentabasu cuenta, y se fichó al argentino Bonano, quien pese a entrar de suplente,acabó haciéndose con la titularidad. Otro argentino, Javier Saviola, erallamado a ser el gran crack del Barça, el nuevo Maradona. Pero si citamos elresto de fichajes, bueno, deja en agua de borrajas los Okunowos, Dehús y otrasperlas que habían pasado por el vestuario barcelonista en los años anteriores.Ojo a la lista, que no tiene desperdicio: el central sueco Andersson, elbrasileño Rochemback, otro brasileño, Geovanni, el francés Christanval y amitad de temporada, Francesco Coco, italiano. Qué? Puestos así, en forma delista, no me negaréis que no acojona… La cosa, claro, se había desmadrado definitivamente.
Y eso que en lo deportivo, hubieron algunos destellosde ilusión, especialmente en la Champions, cuando se llegó a semifinales,siendo eliminados por un Real Madrid que se llevaría el trofeo ese año. Aquélfue un golpe duro. Y al final, cuartos en la liga y tercer año consecutivo enblanco.
De modo que para la temporada 2002-2003 hacía faltaun revulsivo. Carles Reixach había sido invitado a marcharse, pero siendohonestos, nadie quería hacerse con el puesto de ese Barça denostado, enloquecidoy con unas urgencias que muy pocos querían aguantar. Así que Joan Gaspart tuvouna feliz idea, idea que cuando se sugería como posibilidad aquél verano en laprensa, nadie quería creer… pero ocurrió: sí, a Joan Gaspart no se le ocurrióotra cosa que fichar de nuevo a Louis Van Gaal.
Aquello era como un chiste. Como si se hiciera apropósito. Como cuando sales con unos amigos y te apuestas a ver quién se ligaa la chica más fea. Pues Van Gaal era, en ese caso, la más fea. Con estapremisa, nadie ya esperaba nada, y mira, en eso la afición se equivocó… sípasaría… se hizo el mayor ridículo de los últimos 30 años. O más.
Otra vez, el capítulo de fichajes daba risa.Comenzando, otra vez, por la contratación de un nuevo portero, como si del díade la marmota se tratara: Robert Enke, alemán que ni siquiera tuvo latitularidad. Completaban el póker de refuerzos los argentinos Riquelme, otrasupuesto diamante en bruto a explotar en Europa y Sorín, conocido por unasimágenes suyas bailando en el escenario de un concierto cuando estaba lesionado.Y finalmente, Gaizka Mendieta, otro fichaje de ese Valencia que hundía al Barçaen cada enfrentamiento. Y es que con Gerard y Mendieta, sólo faltaba haberrepescado al Piojo López. Una lástima que se fichara a un Mendieta en horasbajas, tras una temporada en el Lazio y lejos del jugador que maravilló enMestalla.
Mendieta pre-alopecia
La temporada fue de pena, tanto es así que se cesó aVan Gaal con el equipo a 3 puntos del descenso. Y Gaspart, en medio de una gravecrisis institucional y deportiva, acabó dimitiendo, saltando del barco que seiba a pique, no sin antes colocar a su valido, un Enric Reyna que en unprincipio no quiso aceptar su condición de interinidad, y se vio como si fueraun presidente legítimo. Para arreglar el desaguisado se contó con RadomirAntic, y hay que decir que realizó un muy buen papel, incluso un pocoilusionante de un eventual futuro. Porque en la temporada 2002-2003 no pudosino clasificar al equipo, en la última jornada, en la 6ª posición liguera, loque daba acceso a la última plaza de Copa de la UEFA.
Y el final es por todos conocido. Tras unaselecciones, Joan Laporta vence a Lluís Bassat (en una lucha fraticida) y setrae a Ronaldinho y a Rikjaard, quien sustituiría a un Antic que tal vez merecióuna oportunidad, pero que sin duda pagaba los platos rotos. Como epílogo, diréque esa siguiente temporada, 2003-2004 tampoco se ganó título alguno, sumandola quinta temporada en blanco. Y sin embargo, para que veamos que a veces, enel fútbol, los títulos no lo son todos, la afición estaba razonablementecontenta. Y con ello se cerró una etapa más que convulsa de la historia delBarça. Pero diablos, con unos momentos de esperpento de lo más divertidos. Atoro pasado, claro.
Canciones:
John Lennon: “Mother”Loquillo y Trogloditas: “Arte y Ensayo”
Iggy Pop: “Dum Dum Boys”