Un Barça muy gris para seguir en la carrera por la Liga, donde sigue dependiendo de sí mismo. Ganó el Barça por 3-1 con un gol de penalti, otro en propia puerta y un tercero marcado después de que Adán realizara la gesta de pararle una pena máxima a Messi. La mayor parte del partido se jugó bajo el manto de la amenaza de un cataclismo que reviviera la pesadilla de Sobis. No obstante, este Betis se está especializando en nadar para morir ahogado en la orilla.
Llegaba el Betis al Camp Nou con un bagaje decepcionante de haber fallado tres penaltis decisivos en lo que va de Liga (sin contar los de la tanda ante el Sevilla en la Europa League) y 16 disparos a la madera. ¿Podía pasar algo más? Sí, salir al Camp Nou, jugar más que bien, atemorizar al Barça, poner nerviosa a la grada y caer a consecuencia de dos penaltis claros pero evitables y por un gol en propia puerta cuando estaban realizando sus mejores minutos.
El Barça se adelantó pronto en el marcado después de una jugada con la que Alexis quiso homenajear los mejores momentos de Julio Salinasregateando una y otra vez hasta a cuatro jugadores del Betis dando vueltas sobre sí mismo. A Jordi Figueras se le acabo la paciencia y finalizó el carrusel del chileno con una entrada que impactó en la pierna del delantero barcelonista. Messi convirtió el penalti y todo apuntaba a que se iba a vivir una plácida tarde en el Camp Nou.
Pero como ha pasado en otras fechas, el Barça no liquidó el partido por la vía rápida. Figueras evitó el segundo gol al rebañarle una pelota a Alves y Messi, en una de sus contadísimas apariciones en el partido, disparó fuera. Fueron las únicas noticias ofensivas de un Barça que fue dejando que el partido se fuera poniendo interesante para el Betis.
Calderón, quizás dando el partido prematuramente por perdido, salió al Camp Nou dejando en el banquillo a sus dos mejores elementos ofensivos:Rubén Castro y Jorge Molina y el Betis lo acusó, porque todo el buen despliegue de los verdiblancos en defensa y su esfuerzo en el centro del campo moría en ataque donde se echaba de menos a los buenos.
Al cuarto de hora de la segunda parte, con el Camp Nou hecho un manojo de nervios (se escucharon incluso algunos silbidos), con el equipo blaugrana sin pausa ni orden y con el Betis apretando comparecieron finalmente los dos atacantes. El partido se ponía muy cuesta arriba para los barcelonistas.
Pero el gafe del Betis se alió con el Barça y Figueras de nuevo fue balsámico para los culés al cortar un pase muy peligroso que iba hacia Pedro con tan mala fortuna que el balón cambió de trayectoria y Adán no llegó a salvar el gol. De nuevo se ponía el partido de cara para los barcelonistas, pero lo echaron por la borda en dos minutos que fue lo que necesitó Rubén Castro para batir a una defensa que ayer dio síntomas preocupantes de cara al miércoles en Liga de Campeones.
Con el Camp Nou echo un flan y Martino en la banda meditando los cambios como si fueran movimientos de ajedrez, Neymar salió al campo y una galopada suya acabó con una mano absurda de Juanfran. Adán hizo lo difícil y paró el penalti a Messi, pero dejó el balón botando en el área y el argentino enmendó su error. Nadar para morir en la orilla.