Una orquesta de renombre con director de fama mundial y la "Titán" de Mahler eran más que suficientes para llenar el auditorio, aunque al final el público y un servidor parezcan tener opiniones distintas. Tampoco las notas al programa me aportaron nada esta vez, quedándome un sabor amargo por ese regusto de sentir que las giras de "bolos" no me encajan en un ciclo de la calidad del carbayón.
La primera parte comenzaba con la Obertura "Las Hébridas", Op. 26 (Mendelssohn) que resultó correcta en sonoridades y planos, ofreciendo un tiempo algo reposado aunque sin el brillo que toda la RPO posee sin perder nunca ese "sonido británico" que la caracteriza.