Algunas de estas zonas erróneas son:
Es mejor mirarse al espejo y aceptarse . En ocasiones huimos hasta de los halagos urdiendo excusas que nos invalidan: “no es esté guapa es que fui a la peluquería y la peluquera es una artista”, en vez de excusar nuestra valía, sencillamente podemos agradecer el cumplido.
Es posible que las personas más cercanas a nosotros: padres, amigos, hermanos... sean los más críticos, asumirlo evitará que nos genere tensiones emocionales innecestarias.
Desde niños nos educan para agradar, para obedecer ciegamente a nuestros padres, profesores… esto nos carga de prejuicios y genera problemas en la toma de decisiones porque cedemos nuestro control a un control externo.
- Culpa. La culpabilidad es una trampa que nos ancla al pasado, lo que ha sucedido no se puede cambiar, sentirnos culpables por lo que se suponía que debíamos haber hecho o por no ser cómo se esperaba que fueramos nos impide avanzar. Es mejor mirar al pasado para aprender de los errores no para atarnos él.
Aprendemos a responder a la culpa desde niños, porque es una manera muy eficaz por la que los demás nos controlan: “no hace falta que me ayudes ya lo hago yo, aunque me duela la espalda".
Si decidimos preocuparnos tenemos miles de opciones, incluso podemos llegar a preocuparnos por no tener nada por lo que preocuparnos. En esta lista interminable habrá cosas que no podemos controlar la muerte, la enfermedad…, si no son controlables ¿qué sentido tiene preocuparnos?. También existirán otras que si podemos controlar, entoces ¿si se pueden controlar por qué no actuar para controlarlas?.
Erróneamente creemos que siguiendo las mismas reglas que aprendimos estamos seguros, pero la seguridad ha de venir de nuestro interior de nuestra forma de pensar y enfrentarnos a la vida.
Prueba a ponerte aquella ropa que nunca te pusiste, pide aquella comida que no elegirías, habla con aquellas personas que te generen cierta desconfianza, prueba a leer un periódico con opiniones políticas contrarias…
Confieso que este es mi reto, soy una persona bastante conservadora. En los restaurantes escojo aquellos platos que sé que me gustaran, sin arriesgar. Mi estrategia es utilizar a mi marido como "globo sonda", él que es más atrevido se pide las cosas nuevas y así aprovecho a probarlas, la mayoría de las veces el pobre acaba cediendome su plato ante mi entusiasmo.
Os animo a seguir descubriendo más zonas erróneas de la mano del propio autor:
https://www.youtube.com/watch?v=tUUvsvKPvU4