La historia de este vino se remonta al año pasado, cuando visitamos Francia. Lo compramos en un supermercado a mitad de viaje y la verdad es que lo elegimos porque costaba poco más de 3 euros y, tanto el cepaje, como su origen, nos encantan. Así que sin mucho protocolo lo metimos en el carrito...
Esta pequeña botella resistió dos días dentro del coche a 40 grados de temperatura. Recuerden que
además de los bolsos y otras yerbas, nos robaron las llaves del auto por lo que no podíamos abrirlo (pueden leer la historia en este post). El asunto es que al llegar a España quedó guardada por ahí hasta que el otro día se me ocurrió abrirla...La sorpresa fue mayúscula cuando nos encontramos con un Cabernet Franc impoluto... Vivo, limpio y brillante, desbordando con sus intensos aromas piracínicos (pimiento morrón de libro) y notas especiadas y mentoladas. En boca estaba fresco, jugoso... riquísimo!
Me recordó a esos Cabernet del Noroeste Argentino que tanto nos gustan. Si lo hubiese catado a ciegas, seguro me voy para esa zona... Ya ven...
Como dijimos...solo unas líneas para recordar esa pequeña historia. Qué caprichoso es el azar! Como no haber comprado más botellas...
Gracias por leernos amigos,
Salute. Rumbovino.