Un café con mi mamá

Por Sermadrepr
La mujer más importante de mi vida estuvo de visita hace unos días en Puerto Rico para celebrar el Día de la Madre junto a mi abuela, y por supuesto conmigo. Mi querida y hermosa madre pasó cerca de una semana con nosotros. Aquí compartiré un poco de lo que vivimos esos días.
El plan y el encuentro
Llevábamos más de un año planificándolo. Mi madre me dio la sorpresa de que viajaría a la Isla en sus vacaciones. Quería pasar tiempo con Abu, quien ha tenido unos días fuertes por algunas condiciones que la aquejan. 
Obviamente la noticia fue un bálsamo. Aunque hablo casi diario con mi madre, estaba loca por abrazarla y llenarla de besos. 
Pasaron los días, las semanas y los meses y por fin llegó el momento: mi madre arribó a Puerto Rico. Y, aunque el primero en abrazarla fue Coco (se lo perdono), no hay duda que el nuestro fue mágico (siempre lo es).

Este ya fue como el décimo abrazo en menos de 5 minutos. 😀


Ese día compartimos un rato en la piscina, fuimos a la playa, comimos como si no hubiera fin y charlamos hasta que no pudimos más.
Un café con mi mamá
Ella es coffee lover como yo, así que aprovechamos los días que estuvo para visitar algunos coffee shops que frecuento. Es impresionante lo mucho que puedes hablar con tu madre, incluso cuando hablas con ella casi todos los días. Siempre hay temas y, si se agotan, pues se repiten los que ya se han hablado. ¿A poco no te pasa con tu mamá?
Entre charla y charla me le quedaba observando y pensando en lo afortunada que soy. No solo por tenerla viva, conmigo, sino por poder escucharla, verla, olerla, sentirla...

Mi vista


Por si no lo has notado, tengo un apego fuerte con mi madre. Ella fue la encargada de criarme, cuidarme y hacer todo lo posible porque alcanzara mis sueños. A ella no solo le debo la vida sino todo lo que soy. 
Esta mujer con la que comparto el amor por el café, es una guerrera de esas que no se dejan por nadie. Nos sacó adelante a mi hermano y a mí con tanta pasión y amor que se me salen las lágrimas de tan solo recordar todo lo que vivió para que nosotros tuviéramos un futuro.
Es una mujer extremadamente cariñosa, inteligente, fajona y muy sentimental. Llora por todo (y yo también).
Mientras nos tomamos el café noté sus ojitos tristes, aunque intentaba ocultarlo con su hermosa sonrisa. Ella, igual que yo, me miraba con nostalgia, como si no quisiera apartarse nunca. No nos quedó de otra que disfrutar el momento.
La despedida
Desafortunadamente, llegó el día de despedirnos. Nos abrazamos lo más que pudimos y nos apretamos como cuando yo era una niña y no queríamos soltarnos nunca.
Sus últimas palabras antes de alejarse fueron: "No llores que voy a estar bien". Lo que ella no sabe es no lloraba porque se iba sino por la incertidumbre de no saber cuándo volveremos a abrazarnos.
Te amo Ma. No se cuándo pero se que ocurrirá.

Ella es única.


A ti que tienes a tu mamá viva y cerca, DISFRÚTALA.
Un abrazo,
Lezeidarís