Vuelvo a fantasear con aquel país en el que se comerciaba por entregas semanales con la literatura de Dostoievski, a 30 céntimos el ejemplar...
Antes, antes de todo eso, "La mujer de Otro" (Aventura Extraordinaria) de Fedor Dostoievski protagonizaba la portada del número 201, Año IV, de aquel domingo 6 de noviembre de 1932 en la Revista Literaria. Reconozco que el cuento me entretuvo, que las calamidades y el patetismo de un marido que tiene inverosímiles sospechas sobre que su esposa es adúltera llenan de gracia las columnas del tabloide.
Quizás sea una cuestión de perspectiva: leer así, recostado, siempre altera la visión. Pero a mí se me antoja que estaba muy bien eso de editar una revista literaria y, al mismo tiempo, denunciar las carencias del país en esa materia. Darle la vuelta a la pluma y ponerlo todo patas arriba conviene a la salud de los lectores y redactores. El problema es que hace demasiados años que todos observamos el mundo en vertical... y nunca nadie se arriesga a cambiar la posición. Creo que, de momento, esta Trilby se quedará así, en horizontal, en su catre. Y me sentiré en mi pequeña cama-balsa (así denominaba Colette a su lecho) una pequeña díscola que hoy se niega a ver el mundo como un bípedo cualquiera... Y soñaré que aquí nadie pregunta ya si la botella está medio llena o medio vacía... Porque alguien tendrá la sensatez de indicar que lo más importante es saber qué diantres contiene la botella.