La relación equilibrio y felicidad transita por un puente tan peligroso como lleno de trampas al más puro estilo Jones.La suma de experiencias, o las miradas de mil transeúntes que van de incógnito de un sitio para otro, ya llegan al hastío más extremo.Ni un minuto más es sobrellevable la codicia, como la de los políticos aferrados a la silla del consejo para disponer, cueste lo que cueste, de chofer, escolta y cuenta corriente bien alimentada, eso si contar con la vanidad que el cargo conlleva.La estupidez del que sabe utilizar las argucias de la administración, ya sea en lo público o en lo privado, es intolerable. Es vomitivo ver como se amortiguan en la espesura de los rigores del supuesto orden al mismo tiempo que deambulan sin pudor por la más absoluta de las confusiones. Estos artistas del malabarismo de lo perverso son realmente escupibles.
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Definitivamente estoy muerto.