Revista Psicología

Un caso clínico y algunas puntualizaciones sobre la violencia

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Un caso clínico y algunas puntualizaciones sobre la violencia

La violencia es un tema que cuenta con cierto protagonismo en la vida actual; podemos advertir representaciones de la violencia o lo que se dice violento en diferentes niveles de la sociedad y en diferentes vínculos, así, nos encontramos con violencia de género, violencia intrafamiliar, violencia contra los niños, violencia contra los ancianos, violencia institucional, violencia contra los animales, etc.

Aquí en particular, voy a compartir una viñeta clínica respecto de la demanda que me ha sido realizada en un caso de violencia de género que, estimo,abre el espacio a ciertas reflexiones sobre la dinámica de la misma.

La demanda de consulta la lleva a cabo la Sra. M. a partir de un nuevo episodio de violencia con su pareja, no obstante, relata que sostiene desde hace diez años una relación de pareja con el Sr. J, la que está atravesada por episodios de violencia verbal, violencia psicológica, violencia económica, violencia física. A lo largo de esto diez años, la Sra. M se ha separado cuatro veces de su esposo, trasladándose en esos momentos, junto con sus dos hijas de ocho y cuatro años, a casa de sus padres en otra ciudad; refiere que es la primera vez que decide realizar la consulta con psicología:

"Sra. M: Nunca fui a una psicóloga...debería haberlo hecho antes pero bueno...vengo para que me ayude....no sé qué me pasa...ya van cuatro veces que me separo y vuelvo otra vez...no puedo saber porque vuelvo si sé que sus promesas de cambiar no las cumple....está un tiempo bien y después de nuevo...otra vez vuelve a gritarme...a insultarme...vuelve a estar todo mal otra vez. Me arrepiento de haber vuelto...no sé porque vuelvo....¿Usted qué piensa? ¿Por qué vuelvo?"

A partir de esta demanda de consulta, podemos pensar la violencia como la respuesta a un conflicto que vehiculiza la tensión propia del sujeto y de la sociedad en la que vive. Freud (1930) aludió a esto con su concepto de pulsión de muerte haciendo referencia también a que la palabra y su universo simbólico no eran suficientes para extinguir ese conflicto constitutivo del sujeto y de su vínculo con el otro, y por tanto, reconocer la existencia de esta pulsión es lacondición para limitar su poder de destrucción.

Por otro lado, y siguiendo a Lacan (1948-1949), podemos observar que hace referencia al término de agresividad en lugar de violencia, conceptualizándola como "la tendencia correlativa de un modo de identificación que llamamos narcisista y que determina la estructura formal del yo del hombre y del registro de entidades característico de su mundo"; así, entendemos la agresividad como estructural y que implica "desde una palabra cifrada (el síntoma, los actos fallidos), los laberintos de la palabra misma, pasando por los actos de efecto simbólico hasta la crudeza contundente de la violencia misma hecha acto".

Lacan plantea que la agresividad nos es dada como "intención de agresión", intención que puede incluir al acto, puesto que el yo introduce su imagen a la realidad, construye el mundo a su imagen y proyecta sus propios atributos sobre el mundo, apropiándose de lo que lo confirma y excluyendo aquello que amenaza su estructura narcisista, lo "completo", lo "perfecto". Aquí, el otro que se muestra completo y perfecto lleva al deseo de destrucción y muerte, ya que en él se percibe la propia perfección, pero como ajena al yo. Esta agresividad imaginaria ataca la integridad de la imagen ideal por lo que se presenta un deseo de destruir al rival para poder poseerlo todo y de esta forma, se manifiesta la tensión agresiva que caracteriza a todo vínculo con el otro.

En el hombre violento podemos advertir una dificultad subjetivade la que no quiere saber, que encuentra en la respuesta violenta una salida que lo protege y que tiene que ver con la idea de su posible desaparición como sujeto. Entonces, para poder sostener su realidad psíquica y social, necesita esa separación entre su condición de sujeto poderoso y la de la pareja como objeto degradado.

En la mujer víctima de violencia, lo que aparece en juego es la pérdida de toda posición de sujeto por el privilegio de su posición de objeto, objeto del goce del otro.

Este modo de vincularse puede pensarse como un amor patológico ya que implica quedarse pegado, fijado cada uno en esa posición, la de sujeto poderoso y la de objeto degradado respectivamente, sin posibilidad de que estos roles sean intercambiados y movibles, y también sin que se cumpla la condición del amor: que al otro le falte algo.

Considero que lo anteriormente desarrollado es plausible de observarse respecto de los interrogantes con los que la Sra. M. llega a la consulta, y que constituyen los impulsores de que en esta ocasión la lleve a cabo. Así, la violencia aparece como un fenómeno social que se pone de manifiesto en acto y en relación con un discurso que la articula.


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