Me encantan las historias dentro de una historia, quizá por eso, Un castillo en la Romaña de Igor Stiks, me ha atrapado desde un principio. Ha sido uno de esos libros de los que, rebuscando en la biblioteca sin nada concreto en mente, me ha enamorado su portada. La novela se divide en tres relatos y tres tiempos diferentes, que se entrecruzan entre sí. Todo comienza en 1995, en plena guerra de Bosnia, cuando un joven bosnio exiliado visita con dos amigas un castillo del Renacimiento italiano. Allí conocerá a un peculiar monje, refugiado bosnio también, que le contará dos historias de amor y venganza, la suya propia y la del castillo en que se encuentran. Por un lado, nos relata la trágica historia del poeta renacentista Enzo Strecci, quien en el siglo XVI tras conquistar los Habsburgo Lombardía, se refugia en el castillo de Francesco Mardi. Una vez allí, Enzo no podrá evitar enamorarse de Catarina, la esposa de Mardi. Por otro lado, el monje relata su juventud en la isla de Rab perteneciente a Yugoslavia en 1948, momento en que Tito (jefe de estado de Yugoslavia tras la II Guerra Mundial) rompe con el régimen estalinista de la URSS, y comienza la persecución de todos los simpatizantes de Stalin. Allí, tiene que luchar contra los que tratan a su familia de traidores (son comunistas militantes), la enfermedad de su padre, al borde de la muerte y su amor por Petra, la hija de un policía afín a Tito. Su amor por la que se supone debe ser su enemiga política, llevará al futuro monje a poner su vida en peligro.
Se trata de la primera novela de Igor Stiks, nacido en 1977 en Sarajevo (Bosnia Hercegovina), quien tuvo que dejar su ciudad natal tras el estallido de la guerra en 1992. Esta novela ha obtenido el Premio Slavic a la mejor primera novela en croata. Con una apariencia de realidad y rodeada de un contexto histórico, nos narra dos historias ficticias de amor de una manera ligera y muy amena. Es uno de esos libros que se leen sin dificultad, que quizá no nos deje un poso muy profundo, pero que nos hará pasar un muy buen rato. La novela tiene un trasfondo realmente triste como es el de los exiliados a causa de las guerras. Quizá el autor podría haber ahondado más en el conflicto bosnio o en la época de Tito, ya que pasa de puntillas por ellos, centrándose más en los conflictos amorosos. A pesar de eso, es una novela con la que es fácil disfrutar.