Un recién llegado a la política española estrena un cargo en un ministerio. Sus superiores le aconsejan que viaje al extranjero para adquirir experiencias e intercambiar ideas. En su primer viaje conoce a un político de otro país. Entablan cierta amistad y le invita a su casa a cenar. Le enseña su hogar, un adosado con dos plantas, jardín, piscina y Mercedes aparcado en el amplio sótano. Le sirve una cena cara y mientras fuman un descomunal habano, nuestro político español le pregunta:
-¿Cómo vives tan bien, de dónde sacas para costearte todo esto?El extranjero le pasa el brazo por encima del hombro y le señala por la ventana-¿Ves aquella autopista?-Sí, claro-Pues de ahí, querido amigo, de ahí.
Pasan los meses y el político de fuera de nuestras fronteras le devuelve la visita a nuestro paisano. Éste, como no podía ser de otra manera, y como respuestas a la hospitalidad que recibió, le invita a cenar a su casa. Le enseña su hogar, un chalé, con jardines y fuentes, piscina climatizada, grifería de oro y cuadros de Picasso en los servicios, zoo y varios coches de alta gama en su extenso parking. Le sirve una copiosa cena servida por un catering con una estrella Michelín y, mientas se fuman un descomunal habano, el político extranjero le pregunta:
¿Cómo te permites estos lujos, de dónde sacas para costearte todo esto?El español le pasa el brazo por encima del hombre y la señala por la ventana-¿Ves aquella autopista?-No, no veo nada, no hay ninguna autopista-Pues de ahí, querido amigo, de ahí.