Esquilo (525-456 a. C.) fue un dramaturgo griego. Predecesor de Sófocles y Eurípides. Es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.
Nació en Eleusis, Ática, lugar en el que se celebraban los misterios de Eleusis. Pertenecía a una noble y rica familia de terratenientes. En su juventud fue testigo del fin de la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas. Fue uno de los «Maratonómaco», luchando en las batallas de Maratón, Salamina y Platea en las guerras médicas.Alguna de sus obras, como Los persas (472 a. C.), Los siete contra Tebas (467 a. C.), son el resultado de esas experiencias de guerra. Fue también testigo del desarrollo de la democracia ateniense. En Las suplicantes (463 a. C.), puede detectarse la primera referencia que se hace acerca del poder del pueblo, y la representación de la creación del Areópago, tribunal encargado de juzgar a los homicidas. En Las euménides (458 a. C.), se apoya la reforma de Efialtes (462 a. C.), transferencia de los poderes políticos del Areópago al Consejo de los Quinientos.
Escribió ochenta y dos obras, de las que sólo se conservan siete, seis de ellas premiadas, y fragmentos de otras tantas.
De la importancia de su obra da fe el hecho de que se permitiera que sus obras fueran representadas y presentadas en el agón («certamen») en los años posteriores a su muerte, junto a las de los dramaturgos vivos; un honor excepcional ya que era costumbre que las obras de los autores fallecidos no se pudieran presentar al agón.Agamenón, junto a Las coéforos y Las euménides, forma parte de la trilogía Orestía, y permite ver el planteamiento y desarrollo dramático de una saga mítica desde su comienzo hasta su culminación, posibilitando que todos los recursos dramáticos y expresivos del autor puedan contemplarse integrados en un mosaico perfecto que convierten la trilogía en una obra maestra de la literatura universal.
Representada en el año 458 a.C., obteniendo el primer premio de aquel año, la obra relata la vuelta de Agamenón a Argos concluida la guerra de Troya, y su asesinato a manos de su esposa, Clitemnestra, y del amante de esta, Egisto. Algunas de sus escenas son memorables por su fuerza expresiva y su popularidad. Entre ellas, el prólogo del vigía que abre la obra; el relato del recorrido de la llama que anuncia el regreso de Agamenón desde Troya hasta Argos; la alfombra roja hollada por el rey en su camino a la muerte; las visiones alucinadas de Casandra; o la confrontación entre Clitemnestra y el coro una vez cometidos los asesinatos de Agamenón y Casandra.
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