La Federación Valenciana de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) ha pedido al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana que inste a la Generalitat a que promulgue una norma o ley que prohíba la canción ‘Maricón el que no bote’ y todas sus variantes por considerarla ofensiva.
Yo, por mi parte, me adhiero al derecho de estos colectivos y pido, desde aquí, que se prohíban por ley todos los chistes, chascarrillos, anécdotas, y viñetas en las que aparezcan maricones, homosexuales o tiernas flores de invernadero, por resultar ofensivos para el colectivo gay, vejatorios y constituir una más que evidente discriminación. Del mismo modo solicito que se impida legalmente a todo ciudadano de este país (y ciudadana, ustedes perdonen el lapsus) que cuente chistes sobre abogados, porque resultan altamente ofensivos para este grupo de profesionales; también se podría hacer otro tanto con los médicos, o con los sufridos repartidores de butano, tan socorridos en las cornamentas mañaneras. Prohibiremos el humor verde, porque el sexo es algo serio y sobre lo que no se puede hacer mofa bajo ningún concepto y la cosa del fornicio tomada a chirigota, terminaría por herir la sensibilidad de muchos españoles. Prohibiremos reírnos con los cuentos de putas, el oficio más viejo del mundo hasta que Gallardón lo elimine por Ley, por ser vejatorio para meretrices y clientes. Eso sí, el día del orgullo gay propongo que pase a ser semana, o mes, de festividad folclórica y actividades culturales, para defender la libertad de elegir la opción sexual y publicitar a todo el que quiera enterase de que uno es maricón, invertido, gay, homosexual, o como quiera llamársele, mientras baila con tanga de cuero y gorra de policía americano en una carroza multicolor. Viva la libertad.