Un concierto para recordar con "Florence and The Machine"

Publicado el 29 abril 2016 por Rincondesastre @ElrincnDesastre

Siete años sin verles en concierto, sin pisar Madrid y sin poder disfrutar de su música en directo. Barcelona había sido su primera toma de contacto y la capital de España fue su colofón. Florence and The Machine aterrizaban en nuestro país para ofrecernos un espectáculo, que nos dejaría sin palabras y que haría saltar el corazón de más de uno. ¿Te unes a mí?
La Plaza de Toros de Vista Alegre fue el lugar escogido para aglutinarnos a todos y desde primera hora se podía ver a gente haciendo cola. En cuanto se abrieron las puertas, la pista fue lo primero en llenarse y en las gradas se veían cabezas aquí y allí. Las horas iban pasando lentas, inexorables pero resistimos, incluso cuando salió el telonero.
¡Qué voz tenía! Se le entendía muy poco o quizá era la acústica (pero me inclino por su forma de expresarse). Es de esas voces de asesino perverso, que te hielan la sangre y que pegan tan bien en las canciones de rock. Si esa voz estilo satán que vuelve loca a más de una e incluso a más de dos.
Pero todos queríamos escuchar a Florence and The Machine porque habían sido muchos años de espera. El gran suplicio que tenemos que soportar los españoles, ya sabéis por eso de que apenas pasan por nuestro país en sus giras europeas, y así pasa que nos volvemos locos cuando vienen aquí.
Las luces se apagan, el escenario se ilumina y todos nos echamos hacia adelante esperando verla aparecer. Y como una diosa que sale de las profundidades, Florence Welch apareció en el escenario ataviada con un vestido con transparencias y totalmente... ¡Descalza! Como si el escenario fuera arena bajo sus pies y el público el mar que choca contra sus rodillas.
La emoción nos invadió a todos los presentes y agudizamos el oído para escuchar las notas. La primera canción es siempre la más especial, es la que abre la veda a todo lo que siempre deseamos y no pudieron empezar de mejor manera... ¡What The Water Gave Me! Ahí estaba el comienzo de nuestro fin.
El público se volvió loco desde el principio hasta el final. Solo se podía cantar a voz en grito, aplaudir, gritar lo guapa que era, lo buena artista e incluso arrancarte más de un baile. Porque si Florence And The Machine hace algo es mover tu cuerpo involuntariamente.  No es para menos después de verla bailar, moverse y correr por todo el escenario.

La segunda canción que nos presentó fue de su último disco. Sinceramente, creo que el empezar con una de su segundo disco fue su forma de decir "lo siento", tendría que haber venido antes. "Ship To Wreck" nos acercó hasta el primer álbum de la banda y a ese "Rabbit Heart" que todos deseábamos escuchar en directo.
El concierto estuvo plagado de buenos momentos protagonizados por Florence. Bastaron un par de canciones, unos cuantos aplausos y ella se puso a charlar con nosotros. Nos contó su primera experiencia en España, en ese "pub" a las 4 de la mañana cuando aún no era conocida, y nos instó a darnos mucho amor en ese fin de semana donde habíamos tenido el "Día Internacional del Beso". ¿Quién dice que no a eso?
Pero quizá la mayor sorpresa que nos dio fue su impulsividad, obviamente programada de antemano con los servicios de seguridad. Y es que mientras cantaba a pleno pulmón, se salió del escenario, corrió por la pista volviendo locos a los espectadores y se subió a una de las gradas. Lástima que se quedara en la parte baja porque ya estaba yo preparada para tocarle y decirle que era una estrella.
El gran miedo de todo fan es el no saber qué canciones se tocarán, si las favoritas estarán entre las elegidas o si al ser de viejos discos ya no tienen cabida ahí. Pero ella y su grupo pensó en todo y en todos. Las suaves notas de "Cosmic Love" se confundieron con el frenético son de "Delilah" y confluyeron en un "Dog Days Are Over" para iluminarnos con "Spectrum".
Es fácil hablar de canciones que conoces y es difícil transmitir el sentimiento de cada una de ellas. Cerrar los ojos y escuchar esa magnífica voz, que no se quiebra ante nada, corra, salte o simplemente se tire al suelo. Calma y ritmo en un mismo momento. El público loco por esa capacidad de Florence, ese sentimiento que ella expresa y que nos da con cada una de sus canciones.
¿Quién no le lanzaría flores, sujetadores e incluso banderas? Sí, he dicho sujetadores. La gente llega a puntos insospechados pero no es para menos. Los minutos pasaban, las notas de "Queen Of Peace" me hicieron saltar a mí y a muchos otros porque es una de mis favoritas. Pero también nos deleitó con ese "How Big, How Blue, How Beautiful" y nos explicó el porqué de ese gran nombre.

"Shake It Out" fue una de las primeras en salir al escenario con explicación incluida. ¿Quién no se ha sentido saturado alguna vez? ¿Ha necesitado desconectar o sacar todo de su interior? Esta canción te permite gritar, lanzar todo lo que no quieres dentro y hacer que te sientas mejor en el proceso. Y de ahí nos lanzamos a un momento clave para la banda y para la artista en especial.
Los principios son siempre duros, sobre todo cuando no se tiene nada de nada, cuando se empieza con una mano delante y otra detrás. "You've Got The Love" pone la nota rítmica de la noche y nos prepara para una hora y tres cuartos de verdadera música. El tiempo pasa rápido, más de lo que te gustaría y ni siquiera miras el reloj. Solo puedes mirar al escenario, verla a ella cantar, bailar y emocionarse.
Porque Florence Welch estaba más emocionada que nosotros y lo dejó muy claro durante su concierto con ese "enorme sitio". Debe ser impresionante empezar en un pub pequeño y en siete años llenar completamente el Palacio de Vista Alegre. ¿Quién no fliparía un poco? Eso sin contar que Florence and The Machine no es un grupo de radio, apenas lo escucharás allí y que no tiene publicidad al uso.

Y aún así has conseguido congregar a un montón de personas de diferentes edades y hacerles vibrar con tu música. ¿Quién no se emocionaría? Me encantó que sintiera eso y espero que en su próxima gira mire España con un cariño especial. Que lo vea como una oportunidad de acercarse aún más a los fans.
Pero todo lo bueno tiene que tener un final o al menos eso es lo que nos han hecho creer. Lo cierto, es que todos hubiéramos preferido que no lo tuviera. Al grito de "otra", "otra" y entre aplausos volvieron al escenario para deleitarnos con un "What Kind a Men" y un "Drumming Song" que puso el broche de oro al evento.
Más de una semana después aún puedo escuchar la melodía en mi cabeza y deseo que saquen disco pronto y vuelvan a España. Estoy impresionada por su talento y su espectáculo. Han sabido ganarse a los fans y darnos un concierto que muchos de nosotros no olvidaremos.