«No sé si esta es tu verdadera historia, pero estoy aprendiendo a construir una que se te asemeje» (p. 125). En su cuarta novela, Un coro de almas (2017), Wanda Marasco (Nápoles, 1953) se pone en la piel de una mujer de mediana edad que intenta reconstruir la vida de su madre tras la muerte de esta. La maternidad, desde el punto de vista de las hijas, suele entrañar un conflicto, una lucha, e incluso una suerte de misterio, por cuanto el retrato de la progenitora resulta siempre incompleto, adulterado por las llagas de la relación maternofilial. Libros de autoras de tan distinta procedencia como Angelika Schrobsdorff, Vivian Gornick, Elena Ferrante o Barbara Honigmann ponen de relieve el malestar de este afecto y sus no escasas contradicciones. Wanda Marasco, por su parte, adopta la perspectiva de una mujer, llamada Rosa, que después de despedir a su madre anciana quiere reconciliarse de algún modo con ella, rendirle homenaje, tratar de entender sus asperezas, indagar quién fue, no solo como su progenitora, sino en todas sus identidades: niña, pobre, napolitana, esposa, madre, viuda, enferma.Rosa empieza a recordar mientras vela el cuerpo de su madre junto a la cuidadora rumana que la ha acompañado en su última etapa; una imagen característica del siglo XXI –los ancianos que mueren solos, los hijos que hacen su vida, las mujeres extranjeras encargadas de los cuidados– que contrasta con el Nápoles de posguerra al que retrotrae la narración. La madre, llamada Vincenzina Umbriello, era una muchacha de campo de familia numerosa, que, como tantas jóvenes de su generación, se marchó a la ciudad en busca de unas mejores condiciones. Allí, trabajando como sirvienta, conoció a Rafele, el hijo de un médico, que se convertiría en su marido. La primera parte se centra en el noviazgo, que, por supuesto, no era bien visto por los padres de él. Vincenzina sufre por partida doble: por un lado, la extracción humilde, que supone una diferencia social que la institución de la familia rechaza; por otro, el machismo recalcitrante instalado en la sociedad, que justifica las aventuras del hombre y su despreocupación, sin olvidar la poderosa cultura religiosa de los países del sur de Europa.En la segunda, la aproximación al matrimonio de Vincenzina se mezcla con los recuerdos de infancia de la narradora: el distanciamiento entre la pareja y la familia paterna; el hombre insatisfecho, que renuncia a su sueño artístico para trabajar en una oficina; las penurias de la posguerra; la enfermedad del padre, con la consiguiente estancia de Rosa con una tía y después en un internado; el maestro Nunziata que guía a los niños por las calles; la amiga Annarella, que no tiene padre. Este es un retrato del Nápoles más empobrecido, violento, tosco, un retrato de la subsistencia que llevó a aquella chiquilla ingenua venida del campo a convertirse en una mujer, y en una madre, dura, arisca. Esta es una novela de estilo más que de trama; Wanda Marasco escribe con un lenguaje envolvente, que evoca aquel Nápoles sórdido, con sus ruidos, sus humores, con las vecinas chismosas (apodadas «las ogras»), los olores a comida barata, la usura, la omnipresencia de la imaginería católica; una voz entre poética y apegada al ambiente, salpicada de dialecto, de la brusquedad predominante en las relaciones entre hombres y mujeres, madres e hijos, maestros y alumnos, amigas.
Wanda Marasco
Un coro de almasresultó finalista del prestigioso Premio Strega en la edición que ganó Paolo Cognetti con Las ocho montañas (2016). Wanda Marasco, que permanecía inédita en castellano hasta la fecha, se suma a una generación de narradores napolitanos nacidos durante la posguerra que han enriquecido el corpus de obras sobre la ciudad, como Erri De Luca, Elena Ferrante o Domenico Starnone; miradas lúcidas a una ciudad sucia, arrebatada, que trasciende la dimensión local gracias a la veracidad de la literatura. Todos ellos son, a su vez, herederos de Matilde Serao, Anna Maria Ortese y tantos otros que han mantenido una relación controvertida con esta tierra. En fin: mujeres, maternidad, violencia, duelo, embrutecimiento; un libro con más sombras que certezas, más insinuaciones que absolutos; todo eso es Un coro de almas, una novela interesante de la narrativa italiana reciente.