Después de dos fracasos con los vinos elegidos para una cena (uno directamente al fregadero y otro sin acabar de decirme por qué tiene la fama que tiene), decidí que la comida del día siguiente tenía que servir para resarcirme, así que decidí echar mano de un vino muy recomendado por Santiago de Coalla Gourmet, de un elaborador del que ya había probado su segundo vino.
Ya hablamos aquí del Château d’Angludet, que comparte meseta bordolesa con grandes como Château Margaux o Château Palmer. 32 Ha de viñedo: Cabernet Sauvignon, Merlot y Petit Verdot, con una edad media de 25 años, y clasificado como Cru Bourgeois Exceptionnel en 1932. Moulin d'Angludet 2005, me pareció un vino suave, agradable y con cierta complejidad, así que ya llevaba tiempo con ganas de probar su Grand Vin. En 2008, el nombre se cambió a Chàteau Angludet y su segundo vino pasó a llamarse La Réserve d'Angludet.
Así pues, con cierto tiempo de jarreado y aireación, presenté en la mesa el Chàteau Angludet 2009 (AOC Margaux, Cru Bourgeois Exceptionnel, tinto con crianza, 53% Cabernet Sauvignon, 35% Merlot, 12% Petit Verdot; Château Angludet). Se trata de un vino de color granatoso, con ribete granate, limpio aunque algo apagado. La nariz es de intensidad media, con madera de cedro, fruta roja madura, espaciado delicado y recuerdos de matorral. En boca es muy vino muy sedoso, elegante, con un tanino muy dulce y fino, y que en su muy buen final nos recuerda el espaciado y la viruta de lápiz. Esperaba un vino algo más perfumado tratándose de un Margaux, pero el conjunto es muy agradable.
Cada vez más me doy cuenta de que los buenos vinos no tienen por qué gritar; algunos como este se limitan a hablar en voz baja, sabiendo que a veces el silencio es más interesante que las voces.