Existen dos tipos de destete: el que se da en forma natural, cuando nuestro hijo, de a poco y respetando sus propios ritmos va dejando paulatinamente el pecho, y el destete que nosotras inducimos.
Tomar la determinación de destetar a nuestr@ hij@, cuando estamos conectadas con él y con sus necesidades, es un proceso difícil, tenga la edad que tenga nuestro niñ@. Yo diría que es todo un duelo: el fin de una etapa, y el fin también de una forma de comunicación entre mamá y bebé tan primaria como la vida misma.
Cuando el destete es inducido por la mamá, también hay dos formas de hacerlo: destetar sin más, o bien mirar a nuestro hijo, entender sus necesidades, y poner palabras a lo que nos pasa como mujeres y madres, explicando el porqué ya no podemos o queremos seguir amamantándolo, y tratar de hacer el proceso lo más paulatino y respetuoso que sea posible.
Tomar la decisión de destetar a Joaqui no fue fácil. Tuvimos una lactancia placentera y prolongada, y me sorprendió muchísimo encontrarme que me incomodaba y me molestaba darle el pecho cuando entré en el segundo trimestre del embarazo de Emma. Hasta ese momento, había estado convencida de que amamantaría durante todo mi embarazo, y que cuando naciera la beba iba a lactar en tandem.
Pero no fue así. De pronto sentí toda una mezcla de sentimientos de lo más contradictorios, y muy difíciles de explicar. Esa sensación de que mi hijo aún necesitaba del calor y el confort que encontraba en mi pecho, y al mismo tiempo mi incomodidad (que llegó a convertirse en verdadero dolor), mi sentimiento de “etapa cumplida”, de “ya no tengo más ganas de”.
Cuando comenzamos el proceso de destete Joaqui tenía 3 años y 4 meses. Como ya era un “niño mayorcito” pude hablar con él, explicarle lo que me pasaba y “pactar” pasar de la lactancia a demanda que sosteníamos, a tres tomas diarias: a la mañana, a la tarde (para dormir la siesta) y a la noche. Una vez pautadas estas tres tomas, él de a poco fue dejando primero la de la mañana, luego la de la tarde, para finalmente dejar la de la noche. En poco más de un mes ya casi no mamaba. No obstante, cuando nació Emma pidió un par de veces más. La ultima vez, cuando Emma tenía dos o tres meses, ya no mamó: solo puso la boca en el pecho, me miró, y me dijo muy serio “Ya está, ya crecí”.
Ahí me dí cuenta que finalmente cerrábamos esa etapa.
Supongo que si para mí fue difícil tomar la decisión de destetar con 3 años casi y medio de lactancia a cuestas (y eso que el cuerpo me lo pedía a gritos!) debe ser mucho más difícil destetar cuando tu bebé es chiquito, sea por el motivo que sea: porque la mamá tiene que tomar alguna medicación incompatible con la lactancia, porque se muere de ganas pero no tiene apoyo de su entorno, porque se lo aconsejó el pediatra, porque vuelve al trabajo y no puede o no quiere extraerse leche, o simplemente, porque no tiene más ganas de seguir dando teta. Porque no nos olvidemos que dar la teta, es poner el cuerpo. Y no todas podemos poner el cuerpo de la misma manera, y cada quien tendrá sus razones, tan intimas y particulares como distintos somos cada uno.
Yo soy una firme defensora de la lactancia, creo que no hace falta más que recorrer las páginas de este blog para darse cuenta. Pero mi bronca cuando una mamá decide dejar de amamantar no es contra la mamá. Estoy convencida de que todas hacemos lo que consideramos y sentimos que es mejor para nuestros hijos.
Mi bronca va contra la sociedad, contra las multinacionales como Nestlé y Bagó y contra los pediatras que prefieren “hacer la fácil” y no darse por enterados de que existen grupos de apoyo, que podrían sostener esa lactancia por el bien del bebé un tiempito más. Porque a veces la mamá quiere continuar la lactancia, pero simplemente no la dejan.
Pero si ha sido una decisión meditada y la madre está convencida de que llegó el momento del destete, e intenta hacerlo con respeto y empatía hacia el bebé, debemos apoyarla para que pueda transitar ese proceso y darle a su hijo seguridad y serenidad para pasar a una nueva etapa de su crecimiento. Seguramente así será mucho más sencillo para ambos, y ese bebé tendrá un destete tranquilo y felíz.