Nace el EZLN
Sylvia Marcos, 17 de Noviembre 2012
Habiendo acompañado al zapatismo todos estos tiempos, ante uno más de sus aniversarios y sufriendo la intensificación de ataques y agresiones concertados a muchas comunidades Bases de Apoyo Zapatistas, levanto mi voz:
Recuerdo mi andar de estos años junto al zapatismo.
Trato de imaginar el proceso creativo profundo por el que pasaron esos primeros seres extraordinarios que se comprometieron a encontrarse con las luchas por la justicia ya existentes en la selva chiapaneca. No, no llegaron a “enseñarles” como hacer la revolución. Tampoco llegaron a entrenarlos en la toma del poder por las armas. Lograron poner entre paréntesis sus entrenamientos previos, los marcos estrictos de teorías y prácticas de lucha que aprendieron antes de llegar. Ahí con los mayas insumisos y rebeldes, se trataba de aprender otros caminos. Lo dijo Marcos, uno de ellos, en varias ocasiones. “Nos dimos cuenta de que no sólo no nos entendían, sino de que su propuesta era mejor”.
Como resultado de esa apertura, la búsqueda de la justicia se tornó mas compleja, se volvió pacifica, se expresó en símbolos mayas, y en expresiones mayas traducidas al español.
Así se enriquecieron las luchas y pudieron encarnar el fenómeno inédito que ha sorprendido al mundo. Este fenómeno, que fue y que sigue siendo una realidad vivida y practicada, signo de que otro mundo es posible del que se puede hablar con esperanza, tiene como nombre Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y como manifestación civil sus Caracoles de gobernanza autonóma. Es un ejercito con propuestas de resistencia pacifica, de toma de decisiones por consenso y horizontales, sin interés de tomar el “poder” en el que se fomenta y favorece la participación de las mujeres.
Los de arriba no entienden, porqué es una realidad que no se ve desde arriba. Para quién hace política desde arriba, el zapatismo es un cúmulo de absurdos, en el mejor de los casos, una paradoja inexplicable. Estas paradojas se clarifican en los ojos de quien ve las cosas desde abajo; se transforman entonces en el mejor vehiculo para internarse en los significados profundos del zapatismo. La riqueza metafórica, el simbolismo filosófico profundo y la ceremonialidad zapatista se arraigan fuertemente en las cosmovisiones mayas y mesoamericanas. El Sup es un traductor que supo poner su evidente talento poético al servicio de esta cosmovivencia y de su expresión en lengua española.
Lo que es realmente sorprendente es que esos seres, esa gente urbana y universitaria, al encontrarse con las comunidades mayas lograron respetar, comprender y acatar las enseñanzas de un “viejo Antonio”, por ejemplo. Las incorporaron y acogieron en su propuesta, entrando así en profunda relación con la visión y el hacer de los mundos mesoamericanos. Supieron deshacerse de todo lastre de discriminación, aquella que desfigura hasta los discursos políticos de la izquierda, en los cuales los pueblos indígenas aparecen demasiadas veces como objeto de “ayuda”, de “desarrollo”, de “educación” y no como lo que son, sujetos de los que se puede aprender y que ya abrieron un nuevo camino que ha iluminado la esperanza bajo tantos cielos de este mundo.
Este camino es hoy una posibilidad viva que se manifiesta en una resistencia pacifica sostenida que los de las ciudades, los mestizos, sólo podemos admirar. ¿Por qué tanto miedo, por parte de los poderes tanto gubernamentales como fácticos? ¿Por qué, entre ellos, esta concertación en la agresión, esta desmedida en la violencia? ¿Por qué?
Sabemos que los paramilitares están armados con la anuencia de los tres niveles del gobierno : federal, estatal municipal. Entonces, las agresiones a las bases de apoyo zapatista plantean una interrogante lacerante. Es en estas, las BAZ que vive y prospera la propuesta civil, alternativa y autonóma zapatista. Comunidades como Comandante Abel, Union Hidalgo, Guadalupe de los Altos, San Marcos Avilés, Moisés Gandhi y también Jechvó. Sufren todas y casi simultáneamente desplazamiento armado, agresión sexual, destrucción de sus escuelas autónomas, ataques violentos, invasión de sus tierras y territorio.
¿A que le temen para que desplieguen tanta fuerza destructiva?
¿Cual es el peligro de la propuesta, la resistencia y la supervivencia zapatista para el orden capitalista imperante?
¿Será porque demuestran positivamente que otras formas de vida en justicia y dignidad son posibles? ¿Que las satisfacciones de la vida y la alegría de ser no tienen que regirse por el consumismo y la mercantilización? ¿Que se puede “vivir bien”, como lo aseguran las comunidades andinas en Suramérica, con otras formas de organización, de gobernanza y de producción campesina en las que la mejor forma de vivir no es la acumulación de bienes materiales, sino la solidaridad comunitaria y el compartir lo que hay?
Aquí dejo mis preguntas, esperando que las respuestas, contundentes y honestas y llegando desde muchos rincones del mundo acaben por exponer la destructividad de estas agresiones criminales que están matando también nuestra esperanza.
Fte.: Zapateando
*académica comprometida con los movimientos indígenas de las Américas, profesora e investigadora universitaria, Sylvia Marcos es impulsora de la revisión en el campo de la epistemología feminista, las religiones mesoamericanas, y las mujeres en los movimientos indígenas, así como defensora de una hermenéutica, teoría y práctica antihegemónica feminista. (su blog personal)