Un día con Joaquín Díaz

Publicado el 28 agosto 2021 por Monpalentina @FFroi

Les contaba en una de las entregas anteriores que había tenido la suerte de conocer Urueña, esa pequeña ciudad medieval donde hay más librerías que bares, declarada Primera Villa del Libro en España. El viaje, que se te queda para siempre en la retina, por esa muralla que la ciñe como si estuviera prendida de su vestido medieval, se vio recompensado con la entrevista a Joaquín Díaz, que dirige aquella Fundación desde 1994. No es un museo más. No es un museo cualquiera. Este lugar tiene alma, bebe de la mejor fuente, la de experiencia, la del conocimiento. Podía haberse dedicado a dar clases de una de esas materias que estudió, pero él tenía su mente puesta en la cultura tradicional y se entregó por entero a recuperar y difundir los romances y temas populares que se cantaban en Castilla, ofreciendo conciertos y conferencias en todas las universidades españolas y otras muchas de Portugal, Francia, Italia, Alemania, Holanda y Estados Unidos.

A mi me llegaba la noticia de su incansable faenar cuando mi abuela Lorenza me cantaba romances. Aquel de la loba parda, el del Conde Olinos, Don Brillante, Palabras de firme amor, el de la Guerra... , que yo luego interpreté por los escenarios más cercanos, en pequeñas reuniones de familia o de amigos. Era como una pequeña imitación al ingente trabajo de este zamorano, que ahora gestiona la Fundación de Urueña que lleva su nombre. Él ha sido mi referente, la noble causa de recuperar nuestro legado y la entrega sin reservas a un folklore que se manifiesta en tantos aspectos de nuestra vida. Ha recibido premios y menciones honoríficas, Medalla de Oro al Mérito de las Buenas Artes, Premio Castilla y León de Humanidades y Ciencias; Premio a Toda una Vida, en los premios de la música en 2008 y en 2014 Medalla de Oro de la provincia de Valladolid, entre otros muchos. Y por ende, porque el folklore también interviene en la composición humana, no deja de ser un tío campechano, que deja su quehacer y te muestra los entresijos de aquella casona de La Mayorazga que data del siglo XVIII y que iba destinada en principio a convertirse en Parador Nacional. Un día, de improviso, llegas a un lugar que no conocías y todo te cuadra: conoces por fin al hombre que reinaba en los romances de tantos rincones de esta tierra.