Un Día de Esos

Publicado el 13 diciembre 2014 por Alma De Frontera @almadefrontera
Un día de esos, en algún lugar un malnacido aguarda para joderte el día. Lo tengo visto, no hay noche sin estrellas ni día sin capullo que no te salga al encuentro para buscarte las cosquillas. Entonces pienso en una playa en alguna parte, con una sombrilla sobre una hamaca vacía, a la sombra de inmensas palmeras mecidas por la cálida brisa. Me imagino en esa playa, en algún lugar, y así me olvido del cretino.

Vas tranquilamente por ahí sin molestar a nadie, buscando tu sitio como el que más. Has aprendido que no sirve de nada dar cabezazos contra la pared, que las reglas están para cumplirse o todo el peso de la Ley caerá sobre ti. Si, tú no tienes una legión de abogados en nómina ni un papá trabajando para el Estado que te saque las castañas del fuego. Así que no porfías, cumples las normas y respetas a todo el mundo. "Vive y deja vivir", maldita sea, ¿es tan difícil de entender?. Si es así porqué cada día un hijo de puta distinto se cruza en tu camino vociferando a la vez que suplica para sus adentros: "quiero sufrir, déjame paralítico el resto de mis días y te estaré agradecido". En ese momento te paras y parece que no hay adonde ir cuando has echado toda una vida en llegar hasta aquí.

Entonces pienso en aquella playa, de arenas blancas y frondosas palmeras. Allí hay margaritas fríos y morenas lindas de amplia sonrisa y largos cabellos. Desconozco donde se encuentra, en uno de esos días tal vez sea el camino más corto. Me imagino en esa playa, estoy seguro que me espera, en algún lugar. 

Un día de esos tomaré la interestatal con mi vieja camioneta y sin mirar atrás buscaré mi asiento frente al sol de la costa. Me sabrán a poco las vistas del porche, las galletas rancias y el café de olla recalentado. Dejaré atrás el barro, las facturas por intentar vivir en paz y me olvidaré para siempre del frío y la impostada cortesía de honrado contribuyente. De equipaje echaré un bañador, un arma corta y unas gafas ahumadas, y abandonaré de una vez el carril de los mansos. No renunciaré a mis orígenes ni principios pero tampoco volveré a bajar el listón. 

En algún lugar me espera esa playa radiante, tal vez en el sur. Uno de esos días saldré a buscarla al final de los caminos, lejos de malos humos. No sé donde hallaré mi paradero pero me van encontrar si me buscan, estoy seguro. Uno de esos días, de una vez por todas.