Y para comenzar vamos a ir a la estación de metro Zoogischer Garten.
Esta estación de metro tiene, como todo en Berlín, mucha historia a sus espaldas. Durante los años 70, los jóvenes alemanes del Berlín Occidental tuvieron un serio problema con las drogas, y esta estación era el centro de reunión de numerosos de ellos que se juntaban para consumir y escuchar su música favorita.
A finales de la década se publicó el libro Wir Kinde von Bahnhof Zoo (Nosotros los niños de la estación Bahnhof Zoo) escrito por los periodistas Kai Hermann y Horst Hieck. En el libro, y posterior película, se narra la dura vida de la joven Christiane F. (en España el libro se llama Yo, Christiane F) quien a los 14 años empezó a prostituirse por los alrededores de la estación, al igual que todo sus amigos, para conseguir dinero para una nueva y adictiva droga, la heroína.
Vale, ya sé que os he dicho que iba a ser un paseo divertido y empiezo con una historia dramática, pero esta estación también tiene una parte buena, y es que está muy relacionada con la música. De hecho por aquí pasa la línea de metro con un nombre que quizás os suene...
...y es que el grupo de rock irlandés se inspiró en esta estación para su canción Zoo Station de 1991.
Pero fueron muchos más los artistas que se inspiraron para sus letras en la sociedad berlinesa. Artistas como Iggy Pop o sobre todo el cantante favorito de Christiane F, David Bowie, quien incluso participó en la banda sonora de la película.
Se trata de una iglesia construida en honor del Kaiser Guillermo I entre 1.891 y 1.895, y su torre principal alcanzaba los 113 metros de altura, siendo la más alta de Berlín en aquella época.
Sin embargo, durante la II GM, las bombas aliadas la destruyeron casi por completo. En 1.950 las autoridades pensaron en derrumbar los restos, sin embargo los vecinos de la zona se negaron en rotundo y se optó por dejarla, una vez asegurada arquitectónicamente, como memorial recordatorio del horror las guerras.
Resulta impresionante acercarse al monumento y ver los impactos de metralla en sus paredes y columnas...
En su interior hay una exposición con fotos de la iglesia tanto del antes como del después de los bombardeos, y también se puede ver en el techo agrietado un espectacular mosaico original con las hazañas de Guillermo I. La verdad es que esta iglesia tuvo que ser grandiosa, no me extraña la negativa de los vecinos a olvidarla.
El proyecto de los años 50 también añadió otros edificios a los restos, por un lado era necesario una nueva iglesia por lo que se diseñó un santuario octogonal construido en hormigón armado con multitud de pequeñas ventanas, y por otro lado también se construyó un campanario hexagonal del mismo estilo. El resultado fue lo que los berlineses llaman la "muela picada", el "pintalabios" y el "polvero"...para que luego digan que los alemanes no tienen sentido del humor.
Por cierto, ¿alguna vez han visto una iglesia azul?, pues el interior del "polvero" lo es debido a que los cientos de pequeñas ventanas que os comentaba antes son de ese color. El resultado es cuanto menos curioso...
A las afueras de esta iglesia hay también un monumento en recuerdo de las víctimas del atentado de Berlín de 2016 donde fallecieron 13 personas por culpa de un ataque terrorista que conmocionó a toda Europa, seguro que lo recuerdan.
Los nombres de las víctimas están grabado en las escaleras de la iglesia, y de ella surge una "cicatriz" dorada de 14 metros con un mensaje en recuerdo a las víctimas y por una vida armoniosa entre los seres humanos. ¡Ojalá!.
En fin, ya os dije que os iba a contar alguna que otra historia triste. Pero bueno yo creo que es hora (nunca mejor dicho) de acercarnos a un sitio más alegre (y artificial) me refiero al centro comercial Europa Center, situado justo al lado de la iglesia, porque aquí encontraremos dos divertidos relojes, un antiguo reloj de luz y un reloj de fluidos verdes.
Ya os hablé de ambos relojes y de cómo funcionan en esta otra entrada que os invito a leer para vacilar delante de los peques jeje.
Y de centro a centro y tiro porque lo llevo muy dentro (mismamente) jajaja, y es que en la misma zona, muy cerquita se encuentra también el centro comercial Bikini Berlín, que suelen tener instalada alguna que otra curiosidad para los peques, como este juego de canicas gigantes...
El juego consiste en subir a la segunda planta y lanzar unas enormes bolas por las guías de madera hasta que llegan a la meta en la planta baja, luego la recoges y vuelves a lanzarlas. Puede parecer muy simple pero mi hija se podía pasar toda la mañana subiendo y bajando bolas para tirarlas, y de hecho se llevó un disgusto cuando nos fuimos.
Puede ser que esta instalación ya no esté en el centro cuando realicen su visita, dado que creo que era temporal, pero no se preocupen ya que hay otro motivo para visitar Bikini Berlín, aparte de hacer compras o comer algo claro, y es que desde sus ventanales se pueden ver perfectamente el recinto de los macacos del Zoo de Berlín.
De hecho, en la parte de arriba del centro hay un bar con vistas panorámicas cuyo nombre es, como no podía ser de otro modo, Monkey Bar.
Si son amantes de los animales deben saber que el zoo de Berlín alberga la mayor colección de especies del mundo. Nosotros tenemos sentimientos encontrados con los zoos, por un lado no nos gusta nada que encierren a los animales por muy grande y acondicionado que sea el recinto, pero por el otro hay que reconocer que los zoos serios como este, hacen una labor gran educativa, científica y de preservación de la naturaleza que muy es necesaria en un mundo donde no paramos de destruir sus habita natural.
Dicho esto nosotros optamos por no entrar y preferimos acercarnos a un Biergarten cercano para comer algo. Lo curioso es que para llega hasta el "jardín de la cerveza" hay que pasear un camino que permite ver desde lejos algunos de sus animales...
El camino en cuestión está al lado de acceso "Puerta de los Leones" en Hardenbergplatz, desde aquí tomen dirección norte por un camino arbolado situado paralelo al zoo.
El biergarten en cuestión se llama Schleusenkrug y está a unos 5 minutos desde la "Puerta de los Leones", claro que probablemente tardarán algo más si se detienen a ver los animales por el camino.
Schleusenkrug significa "el pub de la esclusa" y es que está situado en una esquina entre el zoo y el canal Landwehrkanal, un canal de 10 kms que atraviesa Berlín. Muchas gente no lo sabe pero Berlín es una ciudad llena de agua por todas partes...de hecho tiene más puentes que Venecia.
Por supuesto aquí lo que se come es la típica comida alemana y sobre todo mucha cerveza. Es importante saber que los biergarten no hay servicios de mesa por lo que es conveniente, si van acompañados, que uno coja mesa y que otro vaya a por las bebidas y la comida.
Realmente son sitios muy agradables y este en particular está rodeado de mucha vegetación y de agua que refresca el ambiente en verano. Además también cuenta con instalaciones para el disfrute de los pequeños...pero sobre todo de los padres...
Una vez saciado nuestro apetito, continuamos paseando por el camino entre el canal y el zoo, y de vez en cuando nos asomábamos para ver más animales.
Al final del camino llegamos al puente de Rosa Luxemburgo.
Esta señora fue una teórica marxista polaca de origen judío asesinada el 15 de enero de 1919, sí, otra historia triste. Su cuerpo fue lanzado y posteriormente recuperado en este canal. En Berlín se celebra a principios de enero un día en su honor.
Sigamos, cruzando el puente nos adentramos más en Tiergarten, el mítico parque central de Berlín. Un lugar perfecto para hacer deporte, tomar unas cervezas junto a un lago, comer en un biergarten o alquilar una barquita para navergar por el enorme lago central Neuer See...
...pero este parque esconde además una sorpresa, un museo al aire libre y completamente gratuito que a pesar de ser muy frecuentado suele pasar desapercibido...y vosotros ¿lo veis?...
Efectivamente hay que fijarse en las farolas ya que se trata de un Museo de las Lámparas de Gas. En concreto es el mayor museo de estas características en Europa y fue fundado en 1978 cuando se cambiaron las lámparas de gas de la ciudad por otras eléctricas.
El museo cuenta con casi 100 lámparas de gas, algunas originales y otras réplicas proveniente de 36 ciudades alemanas, pero también de otras ciudades europeas como esta que viene de Ámsterdam.
En los postes de las lámparas hay un cartel indicando la fecha del modelo, su procedencia o su nombre, alguno de ellos curiosos como la "Pata de Toro" o la "Viuda de Wilmersdorfer".
La mayoría de las lámparas están apagadas, pero algunas como la de la foto sí estaban encendidas. De todas formas han sufrido mucho vandalismo (en todas partes hay cafres), y por eso se está buscando una nueva localización para protegerlas.
Después de pasear tranquilamente por Tiergarten y de descansar un poquito tirados bajo la sombra de los árboles en el césped, como hacía bastante calor decidimos irnos a un parque de agua.
En Berlín existen varios de estos parques de aguas repartido por toda la ciudad donde los más pequeños pueden refrescarse y divertirse en los calurosos días de verano. Este en concreto está en el parque Plansche am Nordbahnhof, cerca de la estación Nordbahnhof, y está decorado con peces enormes y juegos de agua que hacen las delicias de los niños.
Los juegos de agua se activan cuando la temperatura exterior pasa de los 25º, y son intermitentes de forma que nunca sabes cuando va a saltar el chorro de agua.
Alrededor de la zona de agua hay bancos y césped de forma que los padres puedan estar cómodos mientras los niños disfrutan. Aquí los más preparados traen mantas para tumbarse, un picnic y toallas para secar a los niños, nosotros como buenos turistas nada de nada, pero hay cafeterías y tiendas cercanas donde compramos los típicos pretzel y unas cervezas alemanas...¡planazo!
Aquí estuvimos hasta que la peque quiso, luego, una vez secada al sol, pusimos rumbo a otro auténtico planazo fuera de las cosas típicas de Berlín y que está bien cerquita de este parque, el Museo de David Hasselhoff.
La relación Berlín-Hasselholff es cuanto menos curiosa por ponerle un adjetivo jaja. Ya hablé de este peculiar homenaje al artista en esta entrada que os invito a leer.
Por supuesto es una visita gratuita, la verdad es que otra cosa sería una estafa jaja, pero resulta bastante curiosa, ¿o no?
Para rematar el día nos vamos paseando para cenar en uno de mis rincones favoritos de Berlín, un restaurante que nos gustó tanto que repetimos varias veces. De hecho creo que mejor le voy a dedicar una entrada jaja, así que atentos.
Mientras tanto espero les haya gustado este paseo.
Auf Wiedersehen.