Ljubljana es la capital y ciudad más grande de Eslovenia con unos 300.000 habitantes. Y también visita obligada al pisar tierras eslovenas simplemente por ser una ciudad que sorprende. Contiene una atmósfera bohemia que envuelve sus calles, casas, grandes edificios gubernamentales y puentes que cruzan de un lado a otro el río Ljubljanica.
Vistas del casco antiguo de Ljubljana desde su castillo mediaval.
La vista contraria desde el centro de Liubliana, el Puente Triple, mirando hacia el castillo ubicado en lo alto.
Esta vez solo pude disfrutar de un día de visita por la capital o mejor dicho unas cuantas horas pero fue más que suficiente para sembrar la semilla de la curiosidad por conocer más de una ciudad fácil de visitar y muy interesante para vivir una temporada. Uno encuentra una mezcla de ciudad mediterránea con influencias de tipo norte europeo.
Un mañana cualquiera de invierno paseando por el centro de Ljubljana.En el centro de la foto el puente triple y tras éste la plaza principal dedicada al poeta France Preseren.
Ya que solo iba a contar con un día de visita descarté cualquier visita a museos o algo parecido, el único y principal plan fue tomarle el pulso a la ciudad y disfrutar de sus rincones. La ciudad no defraudó y me brindó una gran experiencia además de muchas ganas de volver con más tiempo y tranquilidad.
Para empezar nada mejor que un café en uno de los paseos junto al río Ljubljanica donde existe una gran variedad de establecimientos y puestos de artesanía o comida, sobre todo en estas fechas cercanas a navidad. Es un placer poder desconectar junto a un café no perdiendo detalle de todo lo que pasa por delante de tus ojos. Entre puestos, vendedores ambulantes y olores que te abren el apetito, no hay nada como tras haber comido alguna delicia en cualquiera de los pequeños puestos que abarrotan los paseos, subir a conseguir una panorámica de la ciudad. Su castillo mediaval permite disfrutar de una subidita que te ayuda a entrar en calor y unas vistas increíbles de Ljubljana.
El puente de los dragones es de los más conocidos de la ciudad. El dragón es el símbolo de la ciudad de ahí que aparezca por todas partes.
Dentro del castillo además de un par de restaurantes y un hotel existen algunas exposiciones gratuitas para el visitante donde explican algo de la historia del castillo. Estos espacios se encuentran debajo del castillo por lo que realmente han conseguido integrarlos bastante bien en el monumento. Eso si los restaurantes se encuentran justo en el patio de armas del castillo por lo que puedes tomarte algo como un auténtico señor feudal. Aunque yo ni siquiera miré precios la verdad es que no tienen pinta de económicos. En cuanto a precios yo diría que la capital se encuentra con precios similares a los que podemos encontrar en cualquier ciudad media en España. Un café en el centro de la ciudad son unos 2€.
Si quieres subir al Castillo y no eres de andar hay un funicular que te sube por 3 euros ida y vuelta. Aunque yo recomiendo la subida, son solo 20 min.
Parte de la muralla exterior donde se aprecia que la torre del reloj no es muy mediaval. Si rodeas el castillo puedes obtener vistas 360º de la ciudad.
En invierno antes de que te des cuenta cae la noche y el ambiente por la ciudad se hace más mágico sobre todo ahora en navidad. La iluminación proporciona un ambiente festivo ayudado por la gran cantidad de gente que sale y llena los bares y cafés de sus calles.
Típica imagen del centro de la ciudad durante navidades. Puestos de comida, luces y mucha gente por todas partes.
En esta fecha incluso cualquier calle puede llegar a lucir increíble gracias a las luces que puedes encontrar casi en todas partes.
Una calle cualquiera, me gustó mucho la decoración de los edificios con sus aristas iluminadas.
No me cabe duda que volveré a Ljubljana y espero poder dar más detalles sobre la ciudad y todo lo que ofrece. Pero hasta entonces no dudéis en acercaros y disfrutar de este desconocido país europeo que tiene tanto por descubrir gastronomía, gentes, costumbres y rincones aquí al lado, a la vuelta de casa porque Europa es solo eso, un pequeño trozo de tierra con una diversidad increíble.
Alberto Roldán.