Ya sé que estoy en mitad de una situación delicada, sin trabajo y haciendo recortes en mi casa, pero hacía meses que no íbamos a ninguna parte ya sea porque tenía la furgoneta averiada o porque mi marido trabajaba. Hacía tiempo que queríamos visitar Donosti porque a mi me encanta y siempre le he hablado a mi marido de este lugar y nunca le he llevado. Además hemos aprovechado para conocer a Padresdetrillizas que son unos chicos majísimos y sus niñas preciosas y regordetas para comerlas. Pues eso que hemos ido a pasar el día a la costa y lo hemos pasado muy bien y a los niños les ha encantado.
Hemos llegado por la mañana y habíamos quedado lo primero con Padresdetrillizas en el paseo de la playa. Claro si un trio de trillizos llama la atención de la gente dos mucho más. Parecíamos la atracción de la feria y se paraban sobre todo las señoras mayores todo el tiempo a decirnos y preguntarnos. Madredetrillizas es una chica encantadora y simpática. Yo estaba nerviosilla porque soy tímida y no sabía como iba a ser el encuentro en persona a pesar de haber hablado miles de veces por internet, y resultó como si me hubiera encontrado con una prima o algo así. Me habría gustado habernos pasado la tarde sin niños ni maridos de parloteo tomando un café con galletas, pero bueno todo no se puede tener, jejeje.
A la hora de comer se fueron a su casa. Habíamos llevado planes de playa pensando que no habría mucha gente en la playa por las fechas que estamos, pero hacía un día caluroso y estaba la playa a tope. Así que nos fuimos al paseo del rompeolas a comer en un vanquito a la sombra y a dar un paseo por allí.
Fuimos caminando hasta el puerto (vaya no me dí cuenta de sacar fotos del puerto ni del casco viejo, que son muy bonitos) y luego bajamos en un ascensor al puerto pesquero y nos comimos un helado mientras visitábamos el casco viejo (que estaba llenito de gente).
Después del helado mi Flaquito se moría de sueño, se había pasado de sobre la hora de la siesta y a él no le gusta nada que le cambien sus rutinas y la pataleta que le dio fue gorda repitiendo coche coche todo el tiempo. Le até en la silla que no quería ni montarse ni andar ni nada, y se quedó frito en pocos metros.
Se durmió hasta el coche y nos fuimos a otra playa. Ya era por la tarde y había menos gente y menos calor. Para ir a la playa con los trillis tan pequeños es una aventura porque desde donde aparcamos tenemos que ir sin la silla porque la silla no anda por la arena, con la tienda de campaña de esas playeras para la sombra, la bolsa con las toallas y juguetes de los niños y demás artilugios y la bolsa con fruta, agua, el termo con te, bocadillos,... Bueno llevar todo esto y darles la manita para avanzar es complicado, si además uno te pide aupas (mi Flaquito) porque se cansa la cosa se complica más, así que nos costó un ratico llegar a la playa. Buscamos un sitio tranquilo alejado de la gente y montamos nuestro chiringuito. Estas tiendas de playa que se montan solas son un gran invento, es como llevarte un árbol a la playa, yo que no me quito la ropa lo agradezco mucho porque tengo mi sombrita me meto dentro y me da la brisa marina y se está super agusto. Los niños lo pasaron en grande, jugando con la arena con vasitos y tuper, un balde con agua, también jugaron un rato con la tienda y se los llevó a turnos su padre al agua. Luego merendamos y los niños se comieron el bocadillo de nocilla (que era grande) enterito entre los tres. Y como antes nos había pasado, después de comer mi Flaquito empezó a pedir "coche coche" entre sollozos de sueño. Así que empezamos a desmontar el chiringuito, a vestir a los niños, ponerles pañal, y emprender la vuelta al coche, mientras mi Flaquito no dejaba de llorar como si le fuera la vida en ello.
Se quedaron dormidos después del primer semáforo, y mi marido duró poco más, jeje. Me equivoqué de carretera, como no, y me metí en la autopista. Horror!! A la porra mi plan de austeridad vacacional de llevarme bocadillos y todo preparado para gastar lo menos posible! En fin, al final me gaste 10e de autopista pero tardamos 40 minutos menos así que yo creo que me lo ahorré en gasolina.
Llegar a casa después de un día fuera para mi como ama de casa es agotador, llegas con bolsas con cosas para guardar y limpiar, con niños llenos de arena, con muchas cosas de la casa acumuladas porque para mi saltarme las rutinas del día significa sumarlas al día siguiente, como lavadoras y comidas. No tenía pan, ni nada para cenar, ni yogures, ni nada para desayunar al día siguiente,... Pero bueno nos duchamos todos, cenamos lo que pudimos, acosté a los niños y a la media hora me fui agotada y con la nariz roja a dormir yo también (ni rutina nocturna ni na), que mañana será otro día y ya me pondré al día con las tareas, si Dios quiere.