Me invitó a ver «Una giornata particolare»
Quería, obviamente, que me enamorara.
Pero, al llegar y ver la marquesina,
era otra la película que estaban dando.
Nos fuimos del cine en un lamento.
Paseamos la ciudad y me invitó al páramo.
Llegamos a su casa con el frío en el cuerpo.
Hicimos el amor con timidez.
Luego, el regreso.
Me dejó en mi casa.
Volvió a su antiguo amor.
Lloré.
A los 26 no hace falta una película para enamorarse.
Un día es suficiente.
Un día es especial.
«Una giornata particolare».
No nos volvimos a ver.