Su gran éxito, aunque no sólo, radica en dos hechos relacionados con el caso Bettencourt: las revelaciones sobre la presunta financiación ilegal durante la campaña electoral de Sarkozy en 2007 (calumnias según el Elíseo) y la publicación en exclusiva de una entrevista con la ex contable de la multimillonaria Liliane Bettencourt. Un turbio asunto que se ha colado por las alcantarillas del Estado galo y que se desató cuando la hija de la mujer más rica de Francia denunció a un fotógrafo por aprovecharse de su anciana madre, heredera del imperio L'Oréal.
En realidad, lo que viene a demostrar la exitosa fórmula de Mediapart es que los ingredientes de "independencia, periodismo de calidad y participación", que fue con los que nació el portal francés, continúan siendo más válidos y necesarios que nunca, sobre todo en Internet. El fenómeno Mediapart es la prueba palmaria de que el modelo de contenidos de pago en la red sí es rentable, ellos están a punto de conseguirlo, cuando contiene una oferta periodística de calidad. El invento funciona, aunque a monsieur Sarkozy no le haga ni pizca de gracia.