*”El FMI pide bajar pensiones por “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado” por Sandro Pozzi, 11/04/2012 disponible en: ESTE LINK (consultado el 13/06/2020)
** “Christiana Figueres; debemos hacer todo lo posible para despoblar el planeta” por Clemente Ferrer, 07/08/2015, disponible en: ESTE LINK (consultado 13/062020)
Por Hugo Presman
En el segundo día, se separó el agua y la tierra seca.
En el tercer día, Dios hizo el Sol, la Luna y las estrellas.
En el cuarto día, Dios hizo la hierba verde y el árbol de fruto y vio que eran buenos.
En el quinto día, Dios hizo a los reptiles grandes y pequeños, las ballenas y los otros mamíferos, los cefalópodos y los peces. También hizo las aves y los insectos.
En el sexto día Dios hizo al hombre.
En el séptimo día, habiendo completado su obra, descansó.
Y al día siguiente, ya descansado, Dios se fue.”
En cada lugar donde la pobreza convierte a sus perjudicados en sobrevivientes, en un mundo crecientemente desigual con concentración de la riqueza y potenciación de la pobreza, Dios seguirá en su reposera espacial, descansando eternamente. El sábado o domingo, según las religiones son días no laborables, donde Dios parece haberse quedado. Tal vez por eso no escuchó cuando su propio hijo le susurró en la cruz: “Padre ¿por qué me has abandonado?”. Mucho menos a George Floyd cuando el agente Derek Chauvin con la rodilla en su cuello le impidió respirar hasta matarlo.
La crucifixión provoca también la muerte por asfixia. Como muchas veces produce el Covid-19 que es democrático por su generalización, pero que finalmente resulta diferencial en la probabilidad de resistir de acuerdo a la ubicación social y en las posibilidades de tratamiento hasta que el sistema sanitario implosiona. En esa generalización alcanzó y se llevó al presidente del banco Santander en Portugal, Veira Monteiro. Su hija angustiada escribió: “Somos una familia millonaria, pero mi papá murió solo y sofocado, buscando algo gratis: el aire. El dinero se quedó en casa”. Con una diferencia de 2020 años de Jesús, George Floyd y Veira Monteiro también murieron buscando desesperadamente respirar. Los dos primeros pobres y el tercero millonario, aunque por motivos diferentes: Jesús por una propuesta revolucionaria para su época, cosa que el poder y los imperios nunca toleraron; George Floyd, pobre, negro desocupado y con Covid-19 por las tres primeras sinrazones; y Veira Monteiro exclusivamente por la pandemia.
Ese mismo problema respiratorio lo tiene el planeta a través de la contaminación y el calentamiento global. La vida en su sentido más amplio, es un juego de equilibrios insólitos. La cuarentena planetaria ha dado tiempo para que la tierra mejore sus condiciones de hábitat. Hace varios siglos que crucificamos al planeta, maltratamos la tierra y el aire con la misma desconsideración e ignorancia como los grupos medievales atacan a la cuarentena, son antivacunas, desconocen las cifras de muertos que provoca el Covid-19 y consideran que la tierra es plana. En el extremo de la colonización cultural, franjas sociales que viven bien y han accedido a todos los niveles de educación, consideran a la empresa privada como propia y al Estado como ajeno.
En función de nuestro comportamiento nos prometen, después de muertos, un paraíso o el infierno. Difícil que éste sea peor que algunos de los horrores que los humanos diseñamos a través de los siglos, en el maltratado planeta.
Cuando el miedo se propaga en el mundo, ausente Dios, la ciencia es la última apuesta para encontrar el antídoto o la vacuna que nos devuelva un poco de la tranquilidad en un escenario de incertidumbre superlativo. Esa incertidumbre que nos sugería disfrutar el ex ministro de educación y actual senador por “Juntos por el cambio” Esteban Bullrich.
El conocimiento acumulado y la política, imprescindiblemente la política instrumentando las medidas necesarias, sustituyen a ese Dios que según Emilio Rodrigué en el séptimo día, descansado, se fue hace ya un tiempo prolongado.
Buenos Aires, 16 de junio de 2020
Hugo Presman - Coconductor del programa radial EL TREN, con más de 16 años en el aire. Contador Público recibido en UBA. Fue profesor de Economía Política en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad. Es Periodista. Sus trabajos son publicados en diversos medios nacionales e internacionales. Es autor del trabajo de investigación “25 años de ausencia” y participó con trabajos en los libros “Damián Carlos Álvarez Pasión por el libro” e “Insignificancia y autonomía”. Debates a partir de Cornelius Castoriadis. Además es coautor del libro “Bicentenario de la Revolución de Mayo y de la Emancipación Americana».