Un efecto mágico

Por Aceituno

Unas cuantas gotas de lluvia sobre el vidrio de un coche pueden tener un efecto mágico. Justo lo que yo necesito: un efecto mágico que me alivie un poco este dolor o que paralice, aunque sea un poco, el crecimiento del tumor. Un pequeño toque de magia que deje con la boca abierta a los médicos y me permita a mí respirar con mayor profundidad. Un sencillo y simple toque de magia que me permita vivir un poco más.

Mal estamos cuando recurrimos a la magia, pero cualquier cosa es posible si ves que tus opciones se agotan y la cosa no va ni p´atrás ni p´alante, cuando todo lo que sucede es que la enfermedad empeora cada día y lo único que puedes hacer es lamentarte y reprimir chillidos. Si al menos tuviese alguna obligación particular, algo que pudiera hacer por mí mismo, modificar el estilo de vida, hacer deporte, dejar de comer chocolate… no sé, lo que fuese, si pudiera hacer algo me volcaría haciéndolo y al menos estaría distraído y consciente de que sería lo mejor para mí, pero así como están las cosas no hay nada que hacer, es como si me hubiesen atado de manos diciéndome que lo único que puedo hacer es estar tranquilo, confiar en la ciencia y rezar si quiero.

Por eso le doy una oportunidad a la magia de los colores, algo que no creo ni que exista, pero mira, nunca se sabe, los caminos de la salvación son inescrutables y a lo mejor poniendo toda mi fuerza en una gota de lluvia de color azul, logre activar algún extraño mecanismo cósmico que frene las células locas que se han apoderado de mi pulmón derecho.

Ayer pasé la tarde-noche tranquilo. Es cuando peor estoy, entre las 8 y la 1 que es cuando me voy a dormir más o menos. Esas cinco horas suelen ser horas de dolor, de posturas incómodas, de mal humor y pesimismo vital, de malestar general, de cansancio infinito y de agobio, por eso cuando aparece un día como el de ayer, que estuve bien todo el rato, me sabe a gloria y me siento optimista y esperanzado.

Finalmente de eso se trata, de acumular momentos en los que reine la tranquilidad y la paz, que no haya dolor y que me sienta completamente bien. Difícil, muy difícil esta lucha. Jamás lo hubiera imaginado. No me lo merezco, eso lo tengo más que claro, pero es que, además, no creo que se lo merezca nadie. La vida está para vivirla, no para sufrirla.

¡Qué poco piensan en la suerte que tienen los que están bien de salud! ¡Qué poco la valoran! ¡Qué poco recuerda el sano lo que supone estar enfermo!

Desde aquí os pido que seáis felices por el simple hecho de que no os duela nada, que ese sea vuestro efecto mágico. Solo eso ya debería despertar una preciosa sonrisa en vuestro rostro, independientemente de que haya problemas en el trabajo o de que vuele algún que otro plato, metafórico se entiende, en casa. Quiero decir que casi cualquier cosa es soportable si lo comparamos con el dolor, así que si no sentís dolor ya no tenéis que ir mucho más allá para buscar la felicidad. Sin dolor podéis gozar vuestra vida y hacer las cosas que os guste hacer, así que adelante, os lo pido por favor, hacedlo por mí y por los millones de personas que sienten dolor.