Se trata de “El libro que no puede esperar”, un original lanzamiento de una editorial independiente argentina. Un libro que está hecho a base de una tinta que al entrar en contacto con el aire, comienza a “envejecer”. A partir de que el lector rompe el envoltorio del libro, tiene sesenta días para leerlo antes de que las hojas queden en blanco.
Será cuestión de que los osados lectores se adapten a esta modalidad de lectura y memoricen los textos, como hacían los personajes de Fahrenheit 451, la fabulosa novela de Ray Bradbury.