Hace poco, otro empleado perdió el prototipo del iPhone5 en un bar. Fue despedido.
Y hoy hemos podido saber que otro empleado más, en el mismo bar que los dos anteriores, dejó olvidada su Blackberry.
Fue la gota que colmó el vaso. Cuando Steve Jobs se enteró, se presentó la dimisión a sí mismo y se la aceptó. “No he venido yo a luchar contra esta pandilla de elementos”, se le oyó decir mientras abandonaba la sede central de la manzana mordida…
Eduardo Cruz Acillona es autor del blog "Más claro, Agua"