«Una prima de mi padre estuvo a punto de embarcar en el Wilhelm Gustloff y me pidió que diera voz a aquellos que murieron creyendo que sus historias se habían hundido con ellos.»Este es el origen de la novela, en palabras de la autora. El Wilhelm Gustloff ha quedado asociado para siempre con la mayor tragedia marítima de la historia. En él viajaban más de 10.000 pasajeros, entre refugiados, personal de abordo y militares alemanes. Debería haberlos llevado hacia la libertad y lejos del asedio al que estaba siendo sometido el este de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero nunca llegó a su destino, pues fue el blanco de varios torpedos lanzados desde un submarino soviético el 30 de enero de 1945. Apasionada por los capítulos ocultos de la historia, Ruta Sepetys da voz en esta ocasión a cuatro jóvenes protagonistas cuyos caminos se cruzan cuando son evacuados en el Wilhelm Gustloff, como los más de 5.000 niños y adolescentes que lo hicieron para ir al encuentro de su futuro. Nunca llegaron, pero sus historias no se hundieron con ellos.«Una prima de mi padre estuvo a punto de embarcar en el Wilhelm Gustloff y me pidió que diera voz a aquellos que murieron creyendo que sus historias se habían hundido con ellos.» Este es el origen de la novela, en palabras de la autora. El Wilhelm Gustloff ha quedado asociado para siempre con la mayor tragedia marítima de la historia. En él viajaban más de 10.000 pasajeros, entre refugiados, personal de abordo y militares alemanes. Debería haberlos llevado hacia la libertad y lejos del asedio al que estaba siendo sometido el este de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero nunca llegó a su destino, pues fue el blanco de varios torpedos lanzados desde un submarino soviético el 30 de enero de 1945. Apasionada por los capítulos ocultos de la historia, Ruta Sepetys da voz en esta ocasión a cuatro jóvenes protagonistas cuyos caminos se cruzan cuando son evacuados en el Wilhelm Gustloff, como los más de 5.000 niños y adolescentes que lo hicieron para ir al encuentro de su futuro. Nunca llegaron, pero sus historias no se hundieron con ellos.