Un error histórico llamado Ibrahimovic

Publicado el 06 septiembre 2010 por Toni_delgado @ToniDelgadoG

Ibrahimovic muestra, orgulloso, su nueva camiseta, la del AC Milan -EFE.


Llegó arropado, adulado por más de 50.000 personas que lo recibieron en el Camp Nou una tarde calurosa de julio en su presentación. El mismo que 13 meses después se fue haciendo mucho ruido, puro circo, despotricando sobre Pep Guardiola y con su represente, Mino Raiola, funcionando como tertuliano cutre de cualquier programilla de turno. El paso de Zlatan Ibrahimovic (Malmoe, Suecia, 1981) por el Barça se recordará como una equivocación histórica en la forma y el contenido, pues la operación que incluyó a Samuel Eto’o –tasado en 20 millones por tener sólo un año de contrato, otro error mayúsculo– y supuso pagar 49’5 millones de euros más. Guardiola justificó la marcha de Eto’o por cuestiones de feeling, pero su sustituto le salió rana: a Ibrahimovic se le recordará más porque llamó “filósofo” al técnico azulgrana, al que acusó de impedir su sueño de triunfar en el Barça, que por sus goles, más allá del que sirvió para ganar al Madrid. Ya se podía intuir que el sueco, acostumbrado a ir a su bola y que había tenido problemas en todos los equipos y con las aficiones para los que había jugado –fue apartado en la selección–. Resentido, Ibrahimovic continúa escupiendo improperios desde Milán, su nuevo destino, y ya se ha encargado de asegurar que el club rossonero tiene más prestigio que el azulgrana. En el equipo controlado y dirigido por Silvio Berlusconi, que lo tendrá cedido este año y pagará por él 24 millones en 2011, Ibra coincidirá en la delantera con Robinho, otra perla errante insatisfecha allá por donde pasa. Será el dúo atacante más polémico del panorama mundial. Quienes busquen titulares y conflictos tendrán en ellos un tesoro.
Guardiola defendió la marcha de Eto’o por una cuestión de sintonía y elogió a su recambio, Ibrahimovic, a quien se propuso reconducir, ayudarle a controlar y domar su genio ante los árbitros. Pero Ibrahimovic sólo pudo disimular su ego en los primeros meses, que sin duda empezó con muy buen pie con 11 goles en las primeras 14 jornadas de Liga y superando en Santander el mejor arranque de un debutante azulgrana. Ni tan siquiera Ronaldo había logrado marcar en las cuatro primeras jornadas. La jornada siguiente, en La Rosaleda, el delantero sueco marcó saliendo como suplente. Parecía que era capaz de asumir que no siempre podría ser titular. Pero no fue así y en el partido de la segunda vuelta ante el propio Málaga cambió su futuro cuando Guardiola colocó de falso delantero centro a Messi. Esa noche de febrero de este año se precipitó el adiós anticipado de Ibracadabra –en efecto, ha sido un buen mago, ha desaparecido rápido–, pues el técnico prefirió en la recta final al imberbe Bojan y dejó claro a la directiva que no quería tener al sueco en su proyecto para la temporada 2010-2011.
Ibrahimovic se esmeró en la pretemporada, marcó en el partido de vuelta de la Supercopa, pero no soportó ser suplente en la vuelta y no festejó la remontada. Tampoco le hizo gracia que el club incorporase a otro delantero, El Guaje Villa, más comprometido en el colectivo y dispuesto a jugar en la izquierda como en el Mundial de Sudáfrica para que Messi sigue ocupando el lugar donde es más efectivo. Ibra precipitó su adiós en el Gamper ante el Milan asegurando ante los periodistas italianos que Guardiola sólo le había hablado dos veces en seis meses, cuando en sus primeros días en Barcelona el sueco había asegurado que el técnico era comunicativo y estaba pendiente de todos. Ibra no celebró la victoria del Gamper en los penaltis y al día siguiente ni se entrenó aludiendo unas molestias en el telón de Aquiles.  
De Gamper a Gamper y tiro porque me toca. La coincidencia hizo que Ibrahimovic debutase en el Gamper del año pasado ante el Manchester City, el equipo que tanto le ha pretendido y del que rechazó la oferta “porque está en construcción” y jugara su último partido con el Barça ante su actual equipo y también en el torneo veraniego azulgrana en honor a su fundador. Incluso marcó un gol acrobático, muy parecido al de Johan Cruyff, pero le fue anulado. Una buena metáfora de su paso por el Barça: no formará parte de los mitos del barcelonismo. En el recuerdo, más allá de los números que supuso su incorporación, los reproches y algunos goles, pocos decisivos: el mencionado contra el Madrid, los dos en el Emirates Stadium de Londres (en la vuelta Messi marcó cuatro), el penalti ante el Espanyol, el gol decisivo en Mallorca y otro fundamental para empatar a domicilio ante el Stuttgart. “No me gusta perder el tiempo”, sentenció después de la reunión maratoniana en la que se acordó su marcha al Milan, donde se le ha asegurado la titularidad. El club italiano quería poner en la operación a Borriello y Huntelaar, a los que se sacó de encima después de la incorporación de Robinho.