A
diferencia de un pintor, un escritor puede trabajar en
cualquier
parte. Un escritor siempre está escribiendo.leyenda
Bien porque su trabajo se realiza sobre determinado objeto, como sería el caso de un mecánico de automóviles o de aviones o, sin ir más lejos, un médico. Bien porque su trabajo se realiza exclusivamente con unas herramientas o unos útiles determinados, como le ocurre a un agricultor, para quien es harto difícil llevar a cabo su trabajo sin sus herramientas y útiles de labranza. Bien porque su trabajo se realiza en un momento del día excluyente de otro cualquiera, como le ocurriría a un vigilante nocturno, a un panadero o a un basurero. Sí que es cierto que un escritor, para realizar su trabajo, maneja herramientas y útiles (a veces muy útiles, como este diccionario inverso), o prefiere ubicarse en determinados
lugares y quizás también a determinadas horas, con unas condiciones lumínicas y otras circunstancias específicas, sí, pero ninguna de ellas es imprescindible para desempeñar su oficio.Un
escritor no depende de
tener a su alcance o no, una herramienta concreta o unos útiles
exclusivos y excluyentes; un
escritor no depende tampoco
de estar en lugar determinado, ni actuar sobre un objeto en
particular. Igualmente, la tarea de un escritor no
depende de las manecillas del reloj, ni siquiera depende, como
algunos creen, del consumo de ciertas sustancias alucinógenas.
Aunque debo decir que esto mismo puede afirmarse de algunos editores
sin temor a equivocarse, a la vista de algunos títulos publicados.
El
escritor siempre está viendo,
viviendo, escribiendo y describiendo una escena, un personaje, un
título, una frase o una simple palabra. Aquellos que hayan nacido
escritores y que además hayan desarrollado tal condición sabrán a
qué me refiero.
El escritor siempre está imaginando una escena, todo a su alrededor
es susceptible de ser convertido en literatura, pues ésta reside en
todas partes, subyaciendo, esperando a ser descubierta.
Es
probable que al
hablar con un escritor,
éste se muestre distraído a ráfagas, pensativo a fogonazos,
iluminado a destellos..., que no sirva de molestia, es su forma de
vivir. Cuando no se muestra así es que está escribiendo sólo de
forma racional, sin que trasciendan a su rostro todos los procesos
que se dan en su interior. Dicho de otra manera, cuando parece que un
escritor no está escribiendo, tan solo lo parece.
Artículo: Victor J. Sanz