El problema es que no conocemos lo que deberíamos
Hace un par de semanas, después de mi presentación, un compañero se acercó a mi con el propósito de entender un poco más acerca de los estudios de mercado, pero sobre todo, que los hace útil, hasta fundamentalmente proclamar, ¿Estudios de mercado para qué?.
Evidentemente, para la supervivencia y desarrollo de toda empresa es preciso dividir lo útil de lo inútil con respecto al fin, que es mantenerse rentable cubriendo las necesidades de su público; el pragmatismo es un atributo de toda empresa exitosa.
Ahora bien, cuando he establecido que las empresas deben dividir lo útil de lo inútil, he pasado por alto la importancia que estriba en nuestra forma de conocer, la episteme, las costumbres de nuestro entendimiento, asumiendo que todos los directivos ya tienen dado el mejor proceso posible para dividir las cosas según su utilidad. Y es que, una investigación de mercados, no es más que una particularidad de la investigación científica, aplicada a los problemas de las empresas y específicamente en el ámbito de sus relaciones con los clientes; no olvidemos que la investigación científica que se apega al método, convencionalmente aceptado, es precisamente un proceso para resolver las cuestiones y problemas que la vida plantea al hombre y que le ayuda a clasificar las cosas según lo verdadero y lo falso, fundamentalmente, y lo útil de lo inútil, en segundo lugar, así como poder predecir futuros comportamientos de los fenómenos al respecto de una u otra variable.
Desafortunadamente, no todas las empresas están preparadas para tomar las mejores decisiones, incluso dentro de sus posibilidades y no tanto sobre cómo debe preparar sus productos si se trata de una añeja empresa -que también habría que revisar-, y más recientemente, sobre como hacer publicaciones populares en instagram o tik tok , sino, sustancialmente, sobre aquellas que implican una expectativa o un resultado a largo plazo, esto es a más de uno o dos años, como bien podría ser, la decisión de emprender e invertir, no solo nuestro patrimonio, sino nuestro tiempo, algo que nunca se recupera. Como se estableció en el párrafo anterior, para poder predecir los eventos, es preciso dotarse de un método para el conocimiento, no simplemente percibir de forma inconciente y acrítica.
Los negocios son curvas más que lineas
En un articulo anterior, demostrábamos como es que la vida se comporta más como ciclos que como lineas, lo vemos en todos lados, hasta en las estaciones del año, que son las que determinan, en gran medida las cosechas. Lo vemos en la extracción de materias primas, como el petroleo o el gas, cuya producción se comporta siempre como una curva. Y si los recursos más primarios, que determinan o condicionan toda nuestra estructura económica , evolucionan en curvas, es forzoso pensar que todo negocio, sin importar su tamaño o giro, se comporte también como una curva, además de las estacionales, altamente predecibles.
Esto es algo que comprendió muy bien la legendaria empresa de motocicletas Harley Davison que después de una excelente temporada de éxito, pensando que este continuaría, incremento su producción para después enfrentarse a un periodo de vacas flacas, como comúnmente se le conoce, debido, entre otras cosas a que los clientes percibieron una disminución de la calidad en las motocicletas, que bien pudo no haber sido del ámbito técnico, sino, incluso, por el simple hecho de ver muchas más motos o publicidad, una vulgarización de la marca. Harley davison o bien no se fijó en las condiciones de éxito del mercado, o bien lo intentó sobreexplotar, como bien podría ocurrir con un pozo petrolero que no se maneja con cuidado o que se pretende extraer más allá de su capacidad.
Y es en esto en que un estudio de mercado nos ayuda, a conocer el comportamiento de un negocio para predecir, en la medida de lo posible, su evolución a futuro.