Con cientos de especies de abejas norteamericanas al borde de la extinción, un nuevo estudio nos acerca a los culpables – fungicidas y herbicidas que las atraen y luego las matan.
Dos investigadoras de la Universidad de Illinois encontraron que las abejas prefieren el jarabe de azúcar mezclado con el popular herbicida glifosato (también conocido como Roundup) y/o con el popular fungicida clorotalonil sobre el jarabe de azúcar solo.
El equipo instaló varias estaciones de alimentación en un recinto que permite a las abejas elegir entre jarabe de azúcar simple o jarabe de azúcar mezclado con uno de tres fungicidas o dos herbicidas en diferentes concentraciones, algo que sucede de forma espontanea en la realidad ya que el jarabe mayormente usado se produce a partir de cultivos tratados con estos herbicidas y fungicidas.
Mientras que las abejas evitaban el Roundup y el clorotalonil en altas concentraciones, parecían “tener un gusto por ello” a bajos niveles. Evitaron los otros fungicidas y herbicidas por completo. (enlace con más info sobre el estudio: https://news.illinois.edu/view/6367/598033)
Los resultados del estudio tienen “implicaciones inquietantes” para la producción mundial de alimentos, dijo una de las científicas a Reuter’s.
“Las abejas son como los humanos, ya que a veces les gustan las cosas que no son necesariamente buenas para ellas”, dijo la profesora de entomología de la Universidad de Illinois May Berenbaum, que dirigió la investigación.
El sorprendente hallazgo sigue a otros estudios recientes que relacionan a los fungicidas con la disminución de las poblaciones de abejas a nivel mundial.
Un estudio reciente, por ejemplo, encontró paralelismos entre el uso del clorotalonil y la presencia de un parásito fúngico en los abejorros.
“La gente asume que los fungicidas sólo afectan a los hongos”, dijo Berenbaum. “Pero los hongos están mucho más relacionados con los animales que con las plantas. Y las toxinas que interrumpen los procesos fisiológicos de los hongos también pueden afectar a los animales, incluidos los insectos”.
Los fungicidas se encuentran entre los contaminantes más frecuentes de las colmenas de abejas melíferas, y es probable que las propias abejas estén introduciendo estos pesticidas en la colonia a través de sus actividades de recolección de alimentos, escribieron los autores del estudio.
En el pasado, los científicos han argumentado que las abejas pueden ser menos susceptibles a los productos químicos agrícolas tóxicos porque pueden detectarlos y evitarlos.
Pero un estudio realizado en 2015 reveló que las abejas europeas de la miel y al menos una especie de abejorro prefieren los alimentos mezclados con pesticidas insecticidas.
Los científicos dijeron que los resultados son “preocupantes”, porque la exposición de las abejas a los fungicidas podría estar reduciendo su capacidad para metabolizar otros químicos dañinos en el ambiente.
Las Naciones Unidas anunciaron recientemente el 20 de mayo un Día Mundial de la Abeja para concienciar sobre su importancia y la disminución de su número.
Es necesario volver a medios de cultivos no invasivos para la vida y una apicultura sostenible donde las abejas se alimenten de miel y no de jarabes y se coseche solo la miel sobrante.
Si estas cosas no cambian en buena medida, el futuro de estos insectos tan benéficos y con tan larga relación con nosotros los humanos estarán condenados a desaparecer con las consecuencias que ello conlleve.
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