Por Nuria de Espinosa
—¿Qué es lo que quieres? Me tienes harto —Las palabras salieron de mi boca, antes de qué pudiera pensarlas.
Al cabo de una larga pausa, recibí el primer mamporro y luego otro y otro. Hasta desahogar toda la furia que ella sentía.
—Se acabó, —concluyó Mary —no volverás a verme más, solo eres un maldito borracho, das asco. Dio media vuelta y se marchó de aquel antro de vicio y perdición.
Tragué saliva y me quedé en silencio contemplando cómo se alejaba.Mary era una mujer robusta y atractiva, la amaba pero no conseguía entender que yo tenía mis necesidades. Pero a pesar de los golpes que me había propinado, sentí que estaba libre. Era como si un nuevo universo se abriese ante mí.Me encontraba en ese punto perfecto en el que el mundo parecía fácil de manejar. —Camarero, póngame la botella de Whisky —grité, dando un fuerte golpe sobre la mesa —Di un profundo y largo trago, me olvidé de Mary y comencé una nueva vida de soledad y perdición bañándola en la oscuridad del alcohol.