Cuando competí en Canadá para el campeonato mundial de mozos realizado en Ottawa el año 2007, tuve la suerte y el honor de compartir la habitación en el hotel Holiday Inn con Antonin Nicol, el primer y gran campeón mundial de mozos. En nuestros quehaceres cotidianos descubro que Nicol es escandalosamente más talentoso que yo. Pucha, por afano. Por supuesto que su técnica era perfecta comparada
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