Un gastrobar

Publicado el 30 julio 2012 por Laurytyta


Este finde volví a disfrazarme de turista para disfrutar de las noches de verano en Madrid como si estuviera de vacaciones.
Fuimos a la plaza Cánovas del Castillo, la de Neptuno,  para probar las tapas creativas de "Estado Puro".
Es un proyecto del chef madrileño Paco Roncero, ganador de varios premios de cocina, uno de los mejores del equipo de Ferrán Adriá en los inicios del Bulli y actualmente jefe de cocina del Casino de Madrid. Dicho esto entendemos que los precios sean un poco elevados para los acostumbrados a hincharse en bares de barrio con las tapas gratis que te ponen con cuatro cañas, pero no tanto como para no poder probar la denominada alta cocina española que tan de moda está por todo el mundo. De hecho Paco Roncero acaba de abrir un restaurante en Hong Kong.
Aquí las tapas, como la decoración del local, son castizas pero modernizadas y con ingredientes de calidad. Por ejemplo, una de las que más me sorprendió fue la de ensaladilla rusa. Es un plato que a mi no me entusiasma pero mi marido es fan y no hay bar que la tenga en carta donde no la pida así que era una asegurada. La elección fue buena, el sabor del atún sobresalía por encima del resto de los ingredientes pero era suave, quizá fuese bonito del norte, no estoy segura pero probaré a hacerla así en casa pues ya que estamos vamos cogiendo ideas.

Otra que probamos, típica ración también en las terracitas en verano, fueron las patatas bravas. Pero aquí no te las ponen al montón, vienen siete trozos, tal cual, en fila sobre un plato de pizarra, asadas, con piel, un poquito de salsa brava y un puntito de alioli. Al meterlas en la boca las salsa se mezclan y dejan un toque picante muy bueno.

La recomendada por el simpático camarero que nos atendió en la barra fue "manitas de cerdo ibérico con tallarines de sepia" que yo osé pedir a pesar de que el nombre no era muy apetecible. Gelatinosa,  y muy buena la mezcla de las carnes de campo y mar.
Otro de los amigos que ibamos, muy aficionado a los patés, pidió "corte de foie gras con pan de especias" pero quedó decepcionado por la reducción (creemos de Pedro Ximenez) que lo acompañaba. Realmente no nos convenció a ninguno precisamente por esto. Cuestión de gustos...
Las mini hamburguesas con mostaza a la antigua tuvieron mucho éxito por su carne.
Otra de las que no podía faltar como en casi ningún bar de raciones fueron las croquetas de jamón que venian en un vaso-cucurucho como si fueran buñuelos. De éstas también me llevo una idea pues en este caso, como no suele ser lo habitual, tenían casi más jamón que bechamel, fácil de conseguir en casa utilizándolo en taquitos sin esperar a tener que hacer un cocido.
Personalmente la que más me gustó fue "Bombas de carne", excelente sabor. Sin duda para repetir.

Uno de los platos estrellas es la tortilla siglo XXI servida en vaso: capa de cebolla pochada, huevo batido y espuma de patata, que como comprendereis si no suelo pedirla en ningún bar por el asquito que me da el que no esté bien cuajada aquí ni se me pasó por la cabeza.
Sin embargo si que quedé con ganas de probar los callos que aunque no me gustan ("porque no los has probado" diría mi madre) no me hubiera importado probarlos aquí pero ninguno se animaba, además de que ya no nos quedaba mucho sitio en el estómago pues aunque parecca poco, para una cena no está mal y teniamos que guardar sitio para los postres de los que elegimos tiramisú, tarta de limón y fresas con nata. Evidentemente sin nada que objetar.
 
Total, el precio medio anduvo por unos 20 euros por persona y para los que tengais preferencia por una cerveza determinada decir que aquí la que sirven es Mahou como vereis en el mural de la señorita 'enpeinetada' que la primera vez que fue al restaurante se sorprendió al verse pintada en la pared en el anuncio que protagonizó hace la tira de años.


Podeis rematar la noche en la terraza del Urban del que ya os hablé el pasado verano.