El pasado martes 24 de julio comenzó la gira estadounidense del Fútbol Club Barcelona. Por primera vez, los equipos masculino y femenino comparten pretemporada en tierras americanas. Evento histórico, més que un club. La expedición femenina durará solo cinco días y un partido, por doce días y tres partidos de la masculina, pero la visibilidad mediática que tendrá el Barça femenino junto a sus colegas será tremenda. Una oportunidad única.
El pasado martes 24 de julio los primeros equipos del Fútbol Club Barcelona en sus secciones masculina y femenina se subieron al mismo avión con destino Portland. Ellos, como es habitual, ocuparon los asientos de primera clase. Ellas, también según la costumbre, se intentaron acomodar en clase turista. Por si alguien tiene intención de aludir al volumen de negocio que generan unos y otras, cabe recordar que entre ellos no se encontraban Messi, Suárez, Piqué, Coutinho, Alba, Busquets, Dembelé o Umtiti (aún de vacaciones) y que la mitad de la expedición machita la componían jugadores del filial (que acaba de descender a Segunda B). Ellas, en cambio, son subcampeonas de Liga y campeonas de Copa. Por cierto, por estos títulos la Federación Española de Fútbol las premió con 901,50 euros (no por cabeza, a todo el equipo: 901,50 euros por el subcampeonato de liga, 0 euros por la Copa de la Reina). El campeón de Liga juvenil masculino gana 12020 euros, y el de Copa del Rey 3000.
Pero no corramos, no hablemos aún de dinero. Hablemos de gestos.
El directivo/administrativo que gestionó la gira americana/histórica del F. C. Barcelona tuvo, en algún momento que comprar/dar la orden de comprar los billetes de avión. Ahí estaba la oportunidad única. Pero ahí, justo ahí, evitó el gesto y perdió el paso. Ahí, justo ahí, convirtió una posible gesta en una inmensa injusticia, una descomunal estupidez.
Con todo este asunto del viaje y las clases me acuerdo, no puedo evitarlo, del revuelo que ha levantado estos días (cada cierto tiempo ocurre) el tema del lenguaje inclusivo: la amenaza de Pérez Reverte de abandonar la RAE, el clamor generalizado de que el problema es de fondo, no de lenguas; el clamor no tan generalizado de lo estúpido que resulta el ellosyellas, el todosytodas. ¿No será que encontramos absurdo e inútil y ridículo y superficial el gesto porque no tenemos putas ganas de tener siquiera eso, un gesto?