Las dimensiones resultan sorprendentes teniendo en cuenta que Marte es unas tres veces más pequeño que la Tierra. Si comparamos este volcán con el más grande de la Tierra, el Mauna Loa (islas Hawái), este último tiene una altitud de 9km y un diámetro de 120 km. Me vais a permitir decir, sobre todo en estos casos, que las comparaciones son odiosas.
El planeta rojo posee una evidente asimetría que divide el planeta en dos hemisferios bien diferenciados. El hemisferio Norte, más plano con predominio de llanuras cubiertas por coladas de lava, y el Sur, más escarpado y con cráteres similares a los de la Luna. El origen de esta diferencia parece encontrarse en un gran impacto que rebanó literalmente el hemisferio Norte hace millones de años, tras la formación de este pequeño planeta. Lejos de hacer divagaciones sobre la veracidad o no de este super impacto, os hago esta observación para situar a nuestro gigante, que se encuentra precisamente en el hemisferio Norte, en una región conocida como “abultamiento de Tharsis“. Se piensa que en tiempos remotos Marte escupía lava por este mismo punto (lo que presume ser uno de los motivos que evidencian la ausencia de tectónica de placas en Marte), y fue elevando su altura por la propia acumulación de lava. Estas características hacen que a este volcán se le haya clasificado como “volcán en escudo“.
Este tipo de volcanes crecen por la acreción de coladas de lava fluidas de tipo basáltico, que surgen desde una abertura central y se derraman en todas las direcciones. En el caso de este majestuoso volcán algunas coladas han llegado hasta los 1.200km de distancia desde la caldera del volcán. Las lavas también pueden surgir de aberturas situadas a lo largo de fracturas (zonas de rift) que se desarrollan en los lados del cono del volcán y que pueden llegar a alcanzar, en el caso del Monte Olimpo, los 6km de altura.
La imagen de la izquierda, en tonos amarillos, muestra uno de los supervolcanes de Marte. La imagen de la derecha corresponde al supervolcán de Yellowstone.
Al contrario de lo que pueda pensarse con tantos volcanes haciendo sombra en el suelo marciano, Marte es un planeta frío, con una temperatura media diaria de unos 50 grados bajo cero. Estas bajas temperaturas se cree que son debidas a un proceso llamado “carbonatación“, que hace que se elimine el dióxido de carbono de la atmósfera. Esta reacción puede explicar cómo la extracción de dióxido de carbono de la atmósfera del planeta cambió su clima de caliente, húmedo y hospitalario para la vida, al actual frío, seco y hostil. Este descubrimiento resulta muy significativo en el estudio del calentamiento global de nuestro planeta, ya que proporciona pistas vitales sobre cómo se puede limitar la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra y, por tanto, reducir el cambio climático.
Para terminar os dejo con alguna de las imágenes que este “curioso” robot nos ha ido enviando desde el inicio de su misión.
Finalizo el post de hoy con una foto que a mi personalmente me fascina, la puesta de sol, pero esta vez observándola desde la propia superficie de Marte y que podemos ver gracias al excelente trabajo del Curiosity. Gracias por tu trabajo amigo, buenas noches planeta rojo.
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