Congelar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), uno de los más bajos de la Unión Europea, no tiene ningún sentido económico. Ni ayuda a la reducción del déficit. Sólo expresa la baja estatura moral de un Gobierno formado por auténticos canallas.
Alguien me comentó hace poco su impresión de que cualquiera de los actuales miembros del Gobierno podían muy bien haber sido ministros del sanguinario dictador Francisco Franco. El comportamiento y hechos de los distintos personajes de este gabinete ministerial parece corroborar esa observación. Hace poco escribí aquí que no todos los votantes del PP son fascistas, pero que no iría del todo descaminada la hipótesis de que los fascistas que hay en España están dentro del Partido Popular. Hoy apuntalo esa opinión afirmando, con plena rotundidad y convicción, mi sentimiento de que estamos en manos de un Gobierno canallesco, o si se prefiere, formado por canallas. Es decir, por gente baja, ruin, despreciable y de malos procederes, según define el DRAE a esta ralea.
Porque cada actuación, cada medida y cada manifestación verbal de estos ministros es una auténtica canallada, un insulto a la dignidad ciudadana, un fraude a la mayoría de sus propios votantes y una agresión a los derechos y condiciones de vida de las personas más débiles de nuestra sociedad.
En este sentido, también hace dos años escribí en este cuaderno que la congelación del Salario Mínimo Profesional era la primera canallada cometida por el Gobierno de Rajoy. Canallada en la que persevera el último consejo de ministros celebrado en 2013, que ha vuelto a congelar el SMI.
Escribía entonces, que da la puñetera casualidad de que el Salario Mínimo Interprofesional no es un gasto que afecte a los presupuestos del Estado, como es el caso del Iprem. No hay policías, soldados, maestras, jueces, catedráticas, médicos, enfermeras, parlamentarios, reyes... y resto de profesiones a sueldo del Estado retribuidos con una paga tan humilde como el SMI. Un nivel salarial que perciben sólo alrededor de 135.000 personas empleadas en el sector privado. Por lo tanto, la congelación del SMI no contribuye a la reducción del déficit público. Responde, única y exclusivamente, a esa miserable opción ideológica que impregna al Partido Popular en el sentido de que no deben existir salarios mínimos.
Por si pudiera interesar a alguien, el resto del artículo mantiene plena vigencia. Sólo el asco que me inspira esta banda canallesca que nos extorsiona (decir 'gobierna' sería inexacto) se se ha incrementado hasta la enésima potencia.