Utiliza diversos pinceles, jabón, adhesivo, algodón, maneja con destreza de artesano las tijeras, la cuchilla, la espátula, el yeso, ahora consigue estar concentrado en su obra, ya nada le distrae, el miedo y el vértigo han huido, tal vez los ahuyentó el trabajo firme, seguro, la noche afuera que los llama.
Decide que estaría bien un poco más de polvos, observa el resultado y sabe que ya ha acabado, no puede evitar derrumbarse de nuevo, lucha por erguirse de nuevo, espera, todavía falta algo.
La gente se maravilla, alaba su obra, sus compañeros se sorprenden y se preguntan quién lo ha hecho.
— Es cómo si fuese uno de sus trabajos. �— Dice uno de ellos.
— Es cómo si todavía estuviese vivo. — Gime una señora con lágrimas en los ojos.
Sólo entonces comienza a desvanecerse.