Un grito mudo para oídos sordos

Publicado el 14 mayo 2012 por Carmentxu

Han pasado muchas cosas este fin de semana. El reinado de la bruja blanca ha iniciado su ocaso: la pérdida de Renania del norte-Westfalia, el estado federado más poblado, y de la mayoría en la cámara de landers denota la hartura, también, de la sociedad alemana, de la que aquí se habla poco, pero se habla.

Pero, por encima de todo esto, incluso por encima del enroque griego para formar gobierno,  la represión siria que hacemos nuestra con nuestra indiferencia sistémica, ésta sí, por encima de todo ello, ha estado Sol. Desgraciadamente, la información meteorológica ha sido la más leal en muchos medios de comunicación: ha hecho Sol este fin de semana y no lo han podido ningunear: esplendoroso, alto brillante, incontestable y, así las cosas, me he dedicado a buscar el final de cada informativo para confirmar que sí, que hacía Sol, que mis ojos no me engañaban. Y cuando digo Sol me refiero a todas y cada una de las plazas, que son una, que se han llenado en el país de una protesta sincera, multiétnica, multicultural, multiclase, multitudinaria, cargada de razones y motivos, de propuestas, de diálogo y de aquel debate que huyó despavorido de los despachos institucionales en algún momento indeterminado de nuestra historia reciente.

Los desalojos policiales al amanecer (hoy ha sido el segundo) dan paso a un nuevo Sol, mal que les pese a algunos, que toma el testigo con mano firme y continúa brillando. Y a ese no pueden desalojarle. Iros a casa a descansar, indignados, a poner en orden las ideas que volaron esta noche en la plaza porque esto no ha hecho más que empezar. El grito mudo es el lenguaje que entienden los oídos sordos de quienes deberían estar atentos al latido social y el brillo de las palmas de las manos en alto removiendo el aire, el mejor aviso para navegantes que quieran esquivar las rocas.

Vista aérea del desalojo de Sol, esta madrugada.